Se acabó el juego. Game Over. Finalmente, el Fiscal General del Estado irá "Pa'lante" tal y como dijo y predijo Miguel Ángel Rodríguez. Para los anales de nuestra historia quedará marcado otro 20N, ya es casualidad, como el día en el que un "bulo de plata" cercenó al máximo representante del Ministerio Fiscal, Álvaro García Ortiz. El Tribunal Supremo, en un ejemplo más de excepcionalidad de lo que se está viviendo, adelantó el fallo antes de tener redactada la sentencia. Parece ser que temían que se filtrara el resultado. También sabemos que no ha habido unanimidad y que dos magistradas del denominado sector progresista, Susana Polo y Carmen Lamela, ha anunciado votos particulares porque no están de acuerdo con la condena. La mayoría de dicho tribunal, de línea conservadora, ha decidido el resultado de un juicio histórico. Andrés Martínez Arrieta, Juan Ramón Berdugo, Manuel Marchena, Antonio del Moral y Ana María Ferrer han impuesto su criterio, en un tiempo récord, por cierto.
Lo que queda de todo este proceso inaudito es que el cazador fue cazado. La máxima autoridad del órgano que lidera la investigación de los delitos en España ha sido derribado. Y será inhabilitado por dos años, aunque aún no sabemos por qué. Le pedían hasta cuatro años de cárcel, pero la condena ha sido mucho menor. En el juicio se centró la atención en la filtración de un correo entre un fiscal y el abogado defensor de González Amador. Pero algunos juristas sospechan que la condena viene más por la elaboración de la nota de prensa de la Fiscalía y de la que se hizo responsable el propio García Ortiz. Por eso no entrará en la cárcel, pero parece que lo más importante era quitarse de en medio al Fiscal para que Pedro Sánchez recibiera el castigo que se merece. Ya saben, aquello de "el que pueda hacer que haga".
Tiempo habrá para leer con atención la sentencia completa, pero en estos momentos hay más dudas que certezas ¿Por qué no hay condena de cárcel? ¿Por qué parece haberse aplicado el delito más laxo? La realidad es que el tribunal no tendrá nada fácil encajar su condena en la relación de los hechos demostrados. Ahora me viene a la cabeza el dilema moral que explicó el periodista de El Diario José Precedo y que el presidente de la Sala se tomó como una amenaza. Imaginen la que se liaría si la condena se sustenta en que los jueces crean acreditado que García Ortiz filtró el correo en cuestión y después alguno de los periodistas que declararon en el juicio obtienen el permiso de su fuente para demostrar que el Tribunal está equivocado y que su Fallo es injusto. ¿En qué lugar quedará nuestra Justicia?
Aparte del concienzudo debate jurídico que ya se está produciendo, están las lecturas políticas que también tienen su interés. Como sucede en casi todos los ámbitos en los últimos tiempos, la cosa está dividida. Unos dirán que estamos ante un debilitamiento de nuestro ordenamiento constitucional porque un presunto defraudador fiscal ha conseguido acabar con la carrera profesional de García Ortiz. Otros defenderán justamente lo contrario, que se ha demostrado que nuestras instituciones son fuertes y que nadie está por encima de ellas.
Más allá del bando en el que queramos colocarnos, lo que iremos viendo con el tiempo es que todos, en mayor o menor medida, estamos perdiendo. Sobre todo los ciudadanos. El fallo constituye un fuerte mandoble a una figura clave de nuestra arquitectura constitucional, independientemente de quien la ocupe. La figura de Fiscal General estará para siempre, si no se cambia el proceso de elección, contaminada por la política. Casi nadie verá a los futuros fiscales generales del Estado como una figura que debe guardar la neutralidad con independencia del Gobierno que le nombre. Después del fiscal de Pedro Sánchez vendrá el fiscal de Feijóo, de Abascal, de Yolanda Díaz o del que esté por venir. Es lo mismo que ocurre con el CIS de Tezanos o el Constitucional de Conde Pumpido. No habrá institución en España que pueda ejercer su labor sin el sello partidista correspondiente. Y eso nos perjudica a todos. Por cierto, el próximo fiscal, que conoceremos en unas semanas, será nombrado por el actual Gobierno, ¿cuánto tardarán en desacreditarle desde la derecha?
A pesar de que hoy veamos el panorama muy negro, todo es susceptible de empeorar. Aún nos quedan capítulos por ver. Esta sentencia es solo una batalla más que se enmarca en una guerra más amplia. Eliminado el Fiscal General, ¿Cuál será la próxima ficha en caer? ¿El hermano, la mujer, el propio presidente? Lo que antes se dirimía en las urnas, hoy se decide en el Ibex35, en las salas de los jueces, en el los medios de Comunicación y, como no, en las redes sociales. Y ya saben, amigos, que en la guerra todo vale.
Y se nos abre una nueva derivada. La sentencia servirá al vencedor indiscutible de este combate, González Amador, para pedir la nulidad de su proceso judicial porque defenderá que ha quedado demostrado que se ha puesto en peligro su derecho de defensa. Podría ocurrir que después de conocido su fraude fiscal, la justicia no pueda imponerle el correspondiente castigo penal. Todo eso sin amnistías de por medio.
Además de un vencedor, hay una vencedora: Isabel Díaz Ayuso que crece cada vez como una figura intocable e indestructible. Casado denunció la comisión de su hermano y acabó con él. Ahora se denunció el bulo alrededor de su pareja y ha acabado con el Fiscal General. Todo son éxitos que celebrará en Villa Quirón, junto a su querido Miguel Ángel Rodríguez. Brindarán por todo lo alto... y nosotros pagaremos el champán.