Hace unos días, el viñetista de El País, Riki Blanco, destacaba en su viñeta a un soldado israelí apuntando con su arma a una madre palestina con su hijo fallecido en brazos mientras le decía “mi abuela pasó por lo mismo que usted”. Me pareció un mensaje demoledor que explica la situación que se está viviendo en la Franja de Gaza desde hace mucho tiempo.
El ejército israelí está arrasando de manera inmisericorde con una población indefensa, exhausta y que está expuesta a un genocidio atroz. Netahanyu justifica todo en los ataques de los terroristas de Hamás, un acto igualmente atroz, condenable e injustificable, pero hoy más que nunca cabe preguntarse hasta dónde vamos a llegar. Sobre todo cuando nos enteramos que el líder del gobierno israelí ha reconocido recientemente que permitió la financiación de Hamas para 'dividir' a la población gazatí. Después de esto, ¿Quién nos asegura que no ha hecho alguna tropelía más para justificar lo que está haciendo?
En esta era de la inteligencia artificial, de las redes sociales, de la comunicación, de los avances, estamos viendo ante nuestros ojos cómo se repite la historia. Esto no va de antisemitismo, de derechas o de izquierdas, de defender a unos y atacar a otros, esto va de los derechos humanos, esto va de una humanidad que se supone que una vez tuvimos pero que en algún momento del camino hemos perdido. Por eso la comunidad internacional debe actuar ya, parar esta atrocidad y después ya pensamos cómo resolver el problema y quién debe ser juzgado ante un tribunal por los crímenes de lesa humanidad que estamos viendo.
Mientras opinamos, mientras nos peleamos, mientras unos intentan sacar rédito político, más de 14.000 niños están en peligro de muerte. Ya van más de 50.000 civiles muertos, 15.000 de ellos eran niños y niñas y bebés completamente desasistidos. Unos han muerto bajo la implacable eficacia de las bombas de última generación israelíes, otros morirán de hambre y desesperación viendo cómo el mundo que les rodea se ha convertido en un infierno. Las imágenes son realmente dramáticas, dantescas, inhumanas que nos hacen perder la esperanza en el futuro de esta sociedad.
Mientas tanto en Europa estamos enfrascados en ¡Eurovisión! o en los votos de la ciudadanía. Estos días hemos visto gestos insolentes e insoportables en representantes públicos del PP y de la extrema derecha, alentando a los españoles a votar por la representante israelí de un concurso de música creyendo que así erosionan al gobierno socialista y al presidente Pedro Sánchez ¡hasta dónde vamos a llegar! Señores, señoras que estamos hablando de vidas humanas.
Como casi todo en estos tiempos, la situación de la Franja de Gaza se ha convertido en arma política. Me apena que mi presidenta, sí también es presidenta de los que no confiamos en ella en las urnas, diga en sede parlamentaria que los que pedimos que se pare la salvajada que estamos viendo por televisión somos antisemitas. No, no lo somos. Nadie tiene nada en contra del pueblo judío, es más, cuando se condenan los crímenes del ejército israelí no se está condenando al pueblo, se esta pidiendo a los actuales gobernantes que paren la barbarie. Y sí, señora Ayuso, los que pedimos esto también estamos con las víctimas de ETA, con las mujeres que sufren en cualquier lugar del mundo o con los homosexuales que ven arrancados sus derechos.