Llevamos muchas elecciones a nuestras espaldas desde la restauración de la democracia hace casi medio siglo. Y hemos vivido de todo en la resaca de algunos de esos comicios. Noches electorales en las que todos ganan y nadie pierde, otras en las que se ha producido la dimisión del líder de turno, aquellas en las que parecía claro que debíamos volver a votar... pero ninguna en la que el presidente del Gobierno, a la mañana siguiente, pulsara el botón rojo y convocara a los españoles a las urnas para dirimir si queremos que siga con su proyecto o le mandemos de vuelta a su casa.
La noche del 28 de mayo, con el recuento finalizado, el PSOE perdió 400.000 votos, no fue una debacle en votos, pero sí lo fue en poder autonómico y local que le deja muy tocado. Pierde Gobiernos en Extremadura, Valencia, Aragón, Cantabria, La Rioja, Baleares… y también alcaldías de grandes capitales de provincia. A pesar de tener argumentos para explicar lo que había pasado, el principal responsable del partido, el secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no dudó en reaccionar de manera inmediata y contundente. No se escucharon otros argumentos, no se hicieron otros análisis. La gente votó, en parte, en clave nacional, y hay que darles la palabra.
El mensaje fue claro: Muchos ciudadanos votaron pensando en Moncloa y eso hizo que excelentes alcaldes, alcaldesas, presidentes y presidentas del PSOE no fueran valorados por su gestión, sino por las siglas bajo las que se presentaron. La caída abrumadora de los partidos a la izquierda del PSOE, sobre todo de Podemos que se ha desvanecido como un azucarillo, hizo el resto.
Ahora deberán ser los votantes los que elijan un nuevo parlamento, una nueva distribución de fuerzas. Tras años convulsos, las cosas parecen más claras que nunca. Hay dos bloques a izquierda y derecha; y en cada uno de ellos dos fuerzas, una hegemónica, el PSOE y el PP; y otra que completa cada espacio, Ganar y Vox. Ya no hay excusas. La elección es simple, pero a la vez complicada.
El adelanto electoral ha sido descrito por algunos como una decisión valiente, audaz o brillante. Para otros es una auténtica temeridad que conduce a los socialistas al abismo. Si pierden, la izquierda deberá comenzar un largo periodo de reconstrucción y la derecha gozará de cuatro años con el poder de Moncloa, de la mayoría de las Autonomías y de numerosos municipios. Este es un elemento más para pensar mucho el voto el próximo 23 de julio ¿es una buena idea darle tanto poder a la derecha?
Pero la suerte no está echada. El PSOE, tras su Comité Federal del pasado sábado coge bríos electorales. Es verdad que hay quien ve el vaso medio vacío y ha decidido borrarse de la partida. Son barones que con la excusa de que en las listas no van los suyos no parece que vayan a acudir a esta contienda, y eso que se les necesita más que nunca.
Pero la mayor parte de los socialistas ve el vaso medio lleno. Las listas, a pesar de las críticas, están copadas por lo mejor del PSOE, no hay nadie más ni mejor que los que están. Van la mayor parte de los ministros del actual Gabinete, personas de gran relevancia en este PSOE, ex alcaldes y alcaldesas que han perdido sus ciudades hace unas semanas, pero que aportan experiencia y muchas horas de vuelo en la política local. Ojo con este PSOE que si logra activar a su militancia, será un duro rival en las urnas. Ya lo ha demostrado otras veces.
Mucha de esa militancia está activa en chats, grupos de Telegram, de WhatsApp... y se van a dejar lo mejor de ellos para evitar que un Gobierno de izquierdas caiga y que llegue la derecha con la extrema derecha
Si Pedro Sánchez vuelve a sus orígenes, a ese famoso parque de Dos Hermanas donde anunció a unas bases entregadas a su ídolo que quería recuperar la secretaría general del Partido Socialista, que nadie cante victoria aún.
Vuelven, además José Luis Ábalos, Carmen Calvo, Adriana Lastra... y ahora todos están en el mismo equipo. Teresa Ribera, Nadia Calviño, José Manuel Albares, Margarita Robles, Mª Jesús Montero, Raquel Sánchez, Pilar Alegría, Luis Planas, Félix Bolaños, Isabel Rodríguez, Miquel Iceta...Óscar López, Antonio Hernando, Patxi López... no están ahí para garantizarse un puesto en el Congreso después de perder las elecciones. .Están para ofrecer a la ciudadanía lo mejor del proyecto socialdemócrata. Ese que nos ha sacado de la pandemia, de la crisis por la guerra y que ha añadido derechos a los que ya teníamos. Cierto, se han cometido errores, pero en los últimos cinco años han sido más los aciertos. Es lo que tiene que poner en valor el PSOE y es por lo que tiene que seguir apostando para el futuro de nuestro país.
Por eso, no es mala idea apostar por el rojo, para que la noche del 23 de julio el presidente del Gobierno salga para anunciar su victoria, mientras Feijóo y Abascal tengan que seguir buscando excusas.
Pedro Sánchez debe volver a ser el de aquel parque de Dos Hermanas donde anunció a su militancia que lucharía por ser nuevamente secretario general del PSOE
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