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Nuestra salud cotiza en bolsa
El escándalo del Hospital de Torrejón desnuda un modelo del PP que convierte la salud de los madrileños en un activo bursátil
MADRID |

La difusión de los audios del CEO de Ribera Salud en relación con lo sucedido en el Hospital de Torrejón debería helarnos la sangre. Muchos sospechábamos lo que estaba ocurriendo, pero escuchar a un alto dirigente de una de las empresas que gestionan nuestros hospitales, admitiendo que “hay que subir las listas de espera” porque la concesión privada ingresa más cuanto más se ralentice su actividad no es solo un escándalo administrativo: es una radiografía exacta del modelo sanitario impuesto por el Partido Popular en la Comunidad de Madrid.

No estamos ante una anécdota aislada ni ante un desliz verbal. Estamos frente a la confirmación más cruda de lo que la izquierda madrileña lleva años advirtiendo: que en Madrid muchos hospitales funcionan como negocios y que la salud de la ciudadanía ha sido convertida en un activo que cotiza durante toda su vida en Bolsa sanitaria.

Hoy me acuerdo de esos pacientes anónimos que engordan la lista de espera. De esa María, de 72 años, que lleva tres meses esperando una operación de cadera que no la deja dormir. En la Bolsa silenciosa de los hospitales privatizados, su dolor crónico apenas mueve la aguja: poca rentabilidad, demoras asumibles. O de ese supuesto Luis, de 43 años, que arrastra un tumor benigno cuya operación se retrasa una y otra vez; su caso cotiza un poco mejor, pero no es prioritario, salvo cuando conviene equilibrar estadísticas. O de Sara, una mujer de 29 años con un problema cardiaco que requiere pruebas urgentes, que sería el valor más alto del día: una intervención compleja, cara, jugosa. Es el mercado invisible donde se negocia la salud de los madrileños, los CEO de los centros de gestión privada colocan a cada uno como si fueran ofertas del Black Friday: se les pone precio, se les clasifica, se les empuja arriba o abajo en una lista de espera que responde más a la rentabilidad que a la humanidad. Y todo esto, sin que nadie vea el tablero donde se compra y se vende su tiempo, su angustia y su vida.

El entramado empresarial que sustenta este modelo lleva nombres conocidos: Quirón, Ribera Salud y otras compañías