¡Tenemos nuevo Papa! La Iglesia deja de estar huérfana y los gritos de alegría llenan la Plaza De San Pedro. Sin embargo, en una sala del Vaticano se encuentra quien dirigirá a los fieles ahora, el sucesor De San Pedro y, por remontarnos a tan solo unos días, el sucesor de Francisco, concienciándose de la nueva etapa que se abre ante él y, por lo tanto, la nueva cruz que asume.
Este es un buen momento para reflexionar y concienciarnos de lo que supone esta figura, alejándonos de los mantras que persiguen a la Iglesia desde hace siglos, pero que no la tumban. Dejando a un lado las ideas de riqueza y poder, para entender que la persona que asume el Papado, el ser humano con sus sentimientos, emociones, dones y debilidades, asume la mayor responsabilidad que existe para los católicos, ser la figura de Cristo en la tierra.