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La ‘Marea Rosa de Getafe’ llega hasta Santiago
Pacientes de cáncer de mama y personal médico del Hospital Universitario realizan un terapéutico camino de Santiago

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"Las chicas de rosa del Hospital de Getafe" llegan a Santiago de Compostela

Getafe |

Una historia de superación, valor, coraje y amor. Un viaje; 115 kilómetros; seis etapas; Sarria- Santiago de Compostela. 25 personas con una meta: dejar atrás, justo en el punto de partida, el cáncer de mama. El jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario de Getafe, el Dr. Santos Enrech; la enfermera de Consultas de Oncología Médica, Ana de la Hera; y una de sus pacientes, Sonia Serrano, nos dan una lección de vida en los estudios de Soyde.

El Hospital Universitario de Getafe impulsó un proyecto alentador mediante un pliego redactado por un ilusionado doctor. Este pretendía embarcar a un total de 16 pacientes de cáncer de mama y 9 profesionales médicos en la que prometía ser una aventura sin precedentes en la localidad. El objetivo principal de la iniciativa, explicaba Sonia, residía en “saber que nosotras podemos, que no hay ningún impedimento en esta enfermedad”; ¡y vaya si lo demostraron! La materialización de una idea que convenció “de inmediato” al oncólogo fue paso a paso: “le das forma, la pones por escrito y le echas ganas, muchas ganas”; es entonces, y solo entonces, cuando “entiendes que hay quien necesita este cierre de enfermedad, este cortar y saber que pueden comenzar de cero”, intervenía la enfermera.
Representantes médicos y la paciente del Hospital Universitario en los estudios de Soyde. / Redacción

Beneficios terapéuticos

El esbozo de la ocurrencia del doctor, animada por la coordinadora de la Asociación Española Contra el Cáncer del centro hospitalario, Gema Vega, terminó en manos de la dirección del centro. La luz verde, como la tierra del Norte, se esperaba con los dedos cruzados. “Si otros hospitales lo han hecho- aseveraban-, por qué nosotros no, si ganas e ilusión tenemos tantas o más que ellos”. La aprobación llegó respaldada por los beneficios que este tipo de terapias tienen en el paciente: por una parte, en el aspecto anímico y psicológico, “es una sensación de que han superado la enfermedad”, comentaba Enrech; por otra, el aspecto preventivo, no solo para pacientes de cáncer sino para la población en general, “ver el ejercicio como una forma de abrazar la salud, de prevenir el cáncer de mama y otras muchas enfermedades”.

 He visto que no soy la única, que hay muchas que sienten lo mismo que yo, pero hemos aprendido unas de otras esa valentía

Se hace camino al andar

Ya lo decía Machado. De la mano, “porque durante el camino entendimos que las necesitábamos a ellas tanto como ellas a nosotros”, aseguraba Ana, se convirtieron en el motor capaz de gripar “un duro diagnóstico, diversas cirugías, sesiones de quimioterapia, secuelas”. Durante la andadura, que “no es echar un pie delante del otro”, reían, hubo algún momento en el que las fuerzas fallaron, se asomaron lágrimas de rabia: “mi meta era llegar; si había conseguido hacerlo hasta donde estaba, no iba a parar ahí”, aseguraba Sonia con una firmeza pasmosa. “Tuve un pequeño percance” confesaba, que, entendimos, de pequeño tenía poco. Un broncoespasmo le impidió acometer 4 kilómetros del recorrido total.
Sin embargo, esto no nubló una expedición cargada de buenos momentos, de alegría y felicidad que, aseguran, “todavía nos dura”. Caminando, “una de mis pacientes me comentó que mientras estaba con la quimioterapia sentía que la acompañábamos, al lado, desde fuera”; pero entonces, caminando también, “sentía que estábamos pasando lo mismo que ella, algo que la reconfortaba mucho más”.
La emotiva llegada a Santiago de la 'Marea Rosa' / Hospital Universitario de Getafe

Llegada a Santiago: tunos, gaitas y bailes improvisados

Si hay un momento con el que los tres se quedan, ese es la llegada a la capital gallega. “La marea rosa”, “las chicas del Hospital de Getafe del cáncer de mama”, según las reconocían e identificaban a lo largo de su andadura dándoles ánimo, llegaron “aunque como tortuguitas”, a Santiago de Compostela. La tuna de la Facultad de Medicina de Santiago les daba la bienvenida a la ciudad; allí, de manera inesperada y espontánea, al contrario que el pactado encuentro, las viandantes arrancaron a bailar. “Fue una experiencia inolvidable”, coincidían.
“Ha sido el viaje de mi vida”, sentenciaba Sonia. “He visto que no soy la única, que hay muchas que sienten lo mismo que yo, pero hemos aprendido unas de otras esa valentía”. Hablando sobre el cáncer, sin tapujos y a corazón descubierto, explicaba que “es lo mejor que me ha ocurrido, he visto la humanidad en las personas”. Hoy por hoy, para ella, “no hay motivo para deprimirse, hay que ver las cosas bonitas que tiene esta palabra”.