Esta semana, Isidoro Ortega, concejal de Educación del Ayuntamiento de Fuenlabrada, nos ha presentado su última creación literaria, una obra de teatro que lleva por título Petra Ximénez, y que cuenta un drama histórico, una tragedia protagonizada por mujeres, gitanas, que vivieron lo que se conoce como la Gran Redada.
Esta Gran Redada es uno de los episodios más negros de la historia de España y uno de los más desconocidos. En 1749, el obispo de Oviedo, Vázquez Tablada, y después el Marqués de la Ensenada, con la autorización del rey Fernando VI, planificaron, trazaron y ejecutaron un plan que tenía como objetivo el exterminio del pueblo gitano.
El 29 de julio de ese años, los oficiales de cada ciudad recibieron la orden de detener a todos los gitanos y gitanas españoles. A ellos, les obligaron a realizar trabajos forzosos en los arsenales de la Marina. A ellas las enviaron a cárceles y fábricas. Los niños varones, estaban con sus madres hasta los 7 años y después eran también enviados a los arsenales. Pretendían con esa separación que se paralizara su procreación para conseguir erradicar a un pueblo siempre injusta y despiadadamente tratado.
Durante los 14 años que duró esta situación, se detuvo a más de 10.000 gitanos y gitanas. Muchos de ellos murieron debido a las insalubres condiciones a las que les sometieron y a la dureza de los trabajos que les obligaron a hacer. Un indulto de Carlos III cerró este siniestro plan, pero la política de persecución continuó.
No fue la primera vez que el pueblo gitano sufrió persecución en la península ibérica. Está documentado que este pueblo lleva 600 años conviviendo con nosotros, pero los Reyes Católicos, Felipe II o Felipe III quisieron expulsarles. ¿Los motivos? el odio, los prejuicios, la criminalización de determinados colectivos, una supuesta superioridad racial... todos los genocidas se basan en las mismas falsas teorías. El problema es que hay muchos que les creen y defienden sus axiomas.
Es sorprendente que después de 275 años de aquel episodio, hoy los gazatíes estén viviendo y sufriendo un plan similar de exterminio. Hoy no son enviados a galeras, son bombardeados y aniquilados sin piedad por el 'marques de la ensenada' de esta época: Bénjamin Netanyahu. El papel de Felipe VI lo ocupa desde la Casa Blanca, Donald Trump, un tirano de nuestro tiempo, blanqueado por las urnas, que ha tenido la ¿habilidad? o el dinero necesario para convencer a los votantes americanos que él es el salvador de su patria y que les devolverá la grandeza perdida.
En la Franja de Gaza han muerto, según un estudio de The Lancet, más de 65.000 personas, muchos de ellos mujeres y niños. Y ahora, los supervivientes tienen que soportar que el tirano americano diga que ya tiene la solución a sus males: obligarles a un gran éxodo, a abandonar su tierra, sus casas para que los yanquis puedan construir un enorme parque de atracciones. Trump quiere crear una "Riviera de Oriente", el nuevo El Dorado capitalista que ve en el turismo internacional el nuevo maná de una fuente inagotable de dinero. Poco les importa que Gaza sea hoy una gran tumba a cielo abierto en la que yacen miles de inocentes.
La humanidad parece condenada a repetir sus episodios más negros, sin posibilidad de remediarlo. Pero muchos nos negamos a admitir esta condena. Voy a cometer la osadía de 'robarle' una frase a José María Aznar, eso sí, no sin antes darle un significado mucho más digno: "el que pueda hacer, que haga". Ningún esfuerzo es vano para recordar nuestro negro pasado que nos sirva para no repetir los errores en el futuro. Es lo que hace Isidoro Ortega con su "Petra Ximénez", dar luz sobre un terrible suceso ocurrido en España y que se parece mucho a lo que hoy ocurre en Gaza. Por eso os animo a leerla, a conocer aquella tragedia, para ver con más claridad que estamos repitiéndola y no debemos consentirlo.