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Al tajo sin llorar: ni por un familiar, ni por no llegar a fin de mes
El Ministerio de Trabajo propone un permiso de dos a diez días por la muerte de un familiar o hasta 15 días para cuidados paliativos
MADRID |

Si quieren tener tiempo para disfrutar de sus familias, son egoístas. Si quieren llorar a sus fallecidos como merecen, son unos vagos. Si quieren trabajar para vivir y no vivir para trabajar, son unos caprichosos.

Mil adjetivos, mil escenarios que al final siempre se reducen a lo mismo: el trabajador es la piedra en el zapato, el eslabón suelto que no piensa en el empresario. De un tiempo a esta parte, la sociedad parece haberse levantado cada día más populista. ¡Que quieren vivir, dicen! ¿Y para cuándo producir?

Si quieren tener tiempo para vivir, que produzcan aunque no les den los números ni para comprar productos de marca en el súper ni mucho menos para tener un piso donde caerse muerto. Por cierto, que tampoco piensen en morirse, a ver si van a tener familiares que quieran pegarse diez días de ‘vacaciones’ para llorarles.

Aunque suene distópico, no está lejos de la realidad que la Patronal ha querido dibujar después de que el Ministerio de Trabajo propusiese un permiso de dos a diez días por la muerte de un familiar o hasta 15 días para cuidados paliativos. Una propuesta que el presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales, Antonio Garamendi, ha tachado de "ocurrencia". ¿Para cuándo la "ocurrencia" de remar a favor de los trabajadores? Al fin y al cabo, no podemos ignorar que la nube de los privilegios opaca el cristal con el que mirar la realidad.

Supongo que para todos ellos lo de la conciliación familiar es un sinónimo de calmar el berrinche de tu hijo cuando su hermana mayor le gana al UNO©. O para los más millenials: la conciliación familiar sería aceptar pulpo como animal de compañía. Seguramente me equivoque y el quid de la cuestión lo tengan ellos. Tal vez el que nos quieran enfocados permanentemente, alabando el multitasking y asumiendo más volumen productivo sea la clave para que no nos entretengamos con nuestros derechos.