Entre manifestaciones, conferencias y desplantes, pasamos la semana con diferentes desplantes, discusiones, registros y, sobre todo, una reunión donde todos los presidentes y presidentas regionales se veían las caras con Pedro Sánchez. ¿Habrán sacado alguna conclusión? ¿Se tomarían un café todos juntos? ¿Cómo se sentaron en la mesa? ¿Por colores políticos?
Quizás los ciudadanos no deberíamos recibir esta cara de nuestros políticos. Debería existir algo más de concordia entre todos nuestros representantes. Deberían reunirse sin más, tratarse con cordura, debatir todo aquello que preocupa en sus regiones y poder sacar conclusiones y apoyos para conseguir que el día a día de todos nosotros sea óptimo. Pero no es así. Prefieren discutir, no saludarse, criticarse e, incluso, darse plantón unos a otros.
Quizás eso es lo que los votantes deberíamos dar a nuestros políticos: plantón, y hacerles cambiar su comportamiento. Estamos dando una imagen exterior repugnante. Todo esto, acompañado con los casos de posible corrupción que han saltado en las últimas semanas, me hace replantearme una cuestión: ¿y todo lo que no haya salido a luz? ¿Habrá más casos de los que no nos hayamos enterado? ¿Cuánto tiempo van a estar viviendo a nuestra costa?
Hay que parar, reflexionar y ver qué tipo de dirigentes deseamos. Debemos plantearnos el sistema de votación y el perfil político que conforma las Cámaras de Gobierno. Pienso que los que mandan y la oposición tienen que aumentar el sistema de fiscalización de sus decisiones. Al final, todo se queda entre ellos y aquí nadie se entera de lo que ocurre y cómo se reparte. ¿Quién paga la fiesta? Los de siempre.
Y si todos los casos que están saliendo a la luz de corrupción son ciertos, ¿se condenará como es debido? ¿Cómo se pueden llamar corruptos unos a otros si parece que todos son iguales? ¿Esta gente realmente duerme bien por la noche?
Luego tenemos la manifestación convocada por el PP para pedir elecciones. Unos hablan de 100.000 personas, otros de 40.000, pero la pregunta es: ¿cuánta gente fue porque realmente quería ir? ¿A cuántos obligaron? Esto es como cuando vas al cumpleaños de tu prima porque tus padres te obligan y, encima, te hacen ir vestido de traje en pleno mes de agosto.