Pedro Sánchez se reunió el pasado martes con el lehendakari del País Vasco, Imanol Pradales, para acordar nuevas cesiones al territorio. Si bien es cierto que el Partido Nacionalista Vasco había preparado varias peticiones, el presidente del Gobierno le tendió la mano, pero no mucho.
Pradales llegó al Palacio de la Moncloa con una batería de propuestas de traspasos competenciales que impulsaran el auto gobierno del País Vasco, entre las que se encontraban la cesión de las competencias de las prestaciones por desempleo y el subsidio una vez agotado el paro, ambas rechazadas por Sánchez. El jefe del Ejecutivo logró que dichos frentes siguieran en manos del Ministerio de Trabajo, a pesar de estar dentro de los acuerdos del pacto de investidura.
Por otro lado, las competencias que sí consiguió asumir el lehendakari fueron: la asignación económica por hijo o menor a cargo, la prestación por nacimiento o adopción, la prestación por parto o adopción múltiple, el subsidio especial por nacimiento, las prestaciones económicas del seguro escolar, el Salvamento Marítimo y las instalaciones del Centro Nacional de Verificación de Maquinaria (CNVM).
No obstante, parece que Pradales no salió del encuentro del todo satisfecho. El lehendakari aseguró ante los medios que Euskadi no estaría "supeditada a los líos de Estado. Necesitamos más seriedad y altura de miras". Además, el líder vasco destacó que Sánchez no había cumplido con todos los objetivos que se marcaron en noviembre de 2024, y “los acuerdos están para cumplirse".
En este sentido, Pradales exigió al presidente del Ejecutivo la "máxima exigencia interna para garantizar el cumplimiento de lo acordado". Si bien es cierto que reconocía la "voluntad política" de Sánchez para materializar los acuerdos, sí le pidió "mayor liderazgo y coordinación en su Gobierno que remueva los obstáculos administrativos y las resistencias políticas que nos estamos encontrando”.