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Cristianismo silenciado: 380 millones de personas perseguidas por su fe
Los últimos datos recogidos por diferentes organismos muestran que la libertad religiosa sigue siendo un mito
MADRID |

“Eran las 9 de la mañana cuando saqué por casualidad mi móvil para ver el reloj y vi que tenía más de 100 llamadas perdidas. Fui inmediatamente a la sacristía para ver lo que pasaba. El responsable de la seguridad de la zona me anunció que un ataque terrorista se estaba produciendo en mi parroquia.” Padre Oliver Lonpo, Burkina Faso. Seis personas fallecieron ese mismo día tras haber sido golpeadas, humilladas y, finalmente, asesinadas a punta de pistola.

Este testimonio es uno entre miles, concretamente, entre 380 millones de personas que son perseguidas diariamente a causa de su fe. Según varias organizaciones internacionales y organismos religiosos, las cifras siguen creciendo año tras año, siendo Corea del Norte, Afganistán, Somalia, Eritrea, Libia, Nigeria, Pakistán e Irán los países donde más se concentran este tipo de abusos contra los derechos humanos.

Además, las formas de persecución también son variables. Desde los ataques físicos con armas y métodos de tortura, pasando por la discriminación social y laboral a causa de la fe, la vigilancia por parte del Estado o la censura de los contenidos religiosos en diferentes plataformas, hasta la elaboración de leyes que prohíben el culto y obligan a apostatar.

Según la Lista Mundial de Persecución 2025 elaborada por la organización puertas Abiertas y que comprende desde octubre de 2023 hasta septiembre de 2024, el asedio contra los cristianos ha alcanzado "niveles alarmantes". Para aterrizarlo en cifras, los cristianos perseguidos en todo el mundo alcanzan los 380 millones, 15 millones más que el año anterior. De este número, 4.476 personas han sido asesinadas por su fe, 28.368 han sufrido ataques en sus propiedades, 7.697 iglesias han sido destruidas, 4.744 cristianos han sido encarcelados o condenados sin juicios de por medio, más de 16 millones se han visto obligados a huir de sus países, y la lista podría seguir.

Sin embargo, no tenemos que irnos a otros países para comprobar que este tipo de acoso está a la vuelta de la esquina. Según el Observatorio para la Libertad Religiosa y de Conciencia (OLRC) de España, sí, de nuestro propio país, la religión cristiana es la más perseguida en el territorio, según los últimos datos recogidos en 2023. Además, si bien es cierto que el número de ataques ha disminuido con respecto a 2022, de 208 a 195 concretamente, estos son más violentos, registrándose incluso el asesinato de un sacerdote en Algeciras a manos de un yihadista.

En este mismo informe, el organismo señala que las comunidades donde más persecución se vive son Andalucía, Madrid y Cataluña; y los partidos con los que se ha acentuado son, de mayor a menor grado, el PSOE, grupo que actualmente gobierna, Podemos e Izquierda Unida. Así mismo, cabe recordar que fue el propio Gobierno central el que decidió eliminar el delito de ofensas religiosas al considerar que no se registraban suficientes demandas como para mantenerlo en vigor. ¿Sorprendidos? No mucho.

Y es que, al final, ora en silencio, vive con miedo. La persecución por cuestiones de fe es una alarma que debería indicarnos por dónde estamos caminando, hacia la eliminación de barreras entre hermanos, o hacia nuevas formas de esclavitud. Porque sí, morir a causa de tus creencias se aleja de todo concepto de respeto de los derechos humanos, de progreso y de la tan utilizada palabra libertad.