Llevamos años viendo cómo nuestros representantes políticos han convertido las instituciones en las que recae nuestra soberanía en algo parecido a un ring en el que gana el que más grita, el que más insulta y el que más ataca a su rival.
Por eso elevamos a la categoría de noticia lo que no debiera serlo: el consenso de los partidos en determinadas materias que nos afectan a todos o casi todos. Y eso es lo que ha pasado la última semana en el parlamento regional madrileño. Juan Lobato e Isabel Díaz Ayuso, por fin, bailan al ritmo de la misma música.
El portavoz del PSOE, Juan Lobato, puso sobre la mesa un tema de vital importancia y que afecta a más de 700.000 familias en nuestra región. Son aquellas que tienen hijos entre 5 y 12 años y no saben cómo hacer compatible el uso de los teléfonos móviles con la seguridad de los menores.
El socialista propuso crear una comisión en la que se escuche a expertos, educadores, padres y organizaciones madrileñas para fijar un criterio que nos permita enfrentarnos a lo que se ha convertido en un auténtico problema.
El móvil es desde hace mucho tiempo el regalo estrella de las comuniones y eso supone que a la edad de 10 años cualquier niño de nuestra región tenga entre sus manos un potente smartphone que es la puerta de entrada a un vasto mundo. Supone, por ejemplo, una herramienta para educar, pero también supone un instrumento para acceder a la pornografía, a los ciberjuegos, las apuestas, el acoso, el bullying y a la posibilidad de caer en una adicción tecnológica.
Quizás por eso la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, recogió el guante de Lobato y anunció que apoyaría la creación de esa comisión planteada. De ahí deben salir respuestas a preguntas que llevan demasiado tiempo sin ser respondidas.
Y es en este punto donde se ve la verdadera utilidad de nuestras instituciones y de nuestros políticos. Esa es la política de verdad, esos son los pactos que los ciudadanos queremos ver. Estamos hartos de banderas, insultos, etiquetas y de que los partidos se centren en cuestiones que tapan otras quizás más importantes. Esperemos que cunda el ejemplo.