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Tu egoísmo quita vida: los contagios por Covid entre adolescentes se multiplican por siete en Madrid
Los más jóvenes han protagonizado escenas de irresponsabilidad, obviando el virus que se ha cobrado la vida de muchas personas
Madrid |

El egoísmo es una de las enfermedades que han salido a flote con la llegada de una pandemia que ya nos ha golpeado demasiado y amenaza con hacerlo de nuevo. La relajación en las medidas de higiene y distanciamiento social, unido a la despreocupación de los más jóvenes empieza a cobrarse víctimas. Los nuevos contagios los protagonizan los adolescentes. En la franja de 10 a 19 años han pasado de 16 casos en la semana del 6 al 12 de julio a 117 en la del 20 al 26 julio. El tramo de 20 a 29 años ha pasado de registrar 54 a 308 casos. Por su parte, los menores de diez años han experimentado un incremento de casos, pasando de 17 a 86.

Se ha convertido en una estampa habitual ver a grupos de adolescentes sin mascarillas, obviando los 1,5 metros de separación recomendada y haciendo gala de la irresponsabilidad en discotecas y locales de ocio. Vuestra diversión sin conciencia es la condena de mucha gente. No sabéis lo que es ver a enfermeros, auxiliares, celadores y médicos atendiendo durante jornadas maratonianas a pacientes infectados con la única protección de una bata fabricada con una bolsa de basura, con las manos en carne viva por llevar guantes durante más de 12 horas o verles llorar por toparse con una realidad macabra al entrar en una residencia, asumiendo que no pueden hacer nada por salvar vidas. A ellos les debemos la pseudo libertad que disfrutamos hoy. A las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado y al Ejército les debemos el reconocimiento de haber montado hospitales de campaña en tiempo récord y velar por nuestra seguridad en los momentos más complicados.

¿Tu conciencia estaría tranquila si fuesen tu padre o tu madre los que se han jugado el tipo para que tú vayas a una discoteca como si el virus no existiese? 

Lo mínimo que podemos hacer para mostrarles nuestro respeto no es aplaudir desde un balcón cada día sino hacer gala de un cierto ápice de empatía, sentido común y responsabilidad. ¿Tu conciencia estaría tranquila si fuesen tu padre o tu madre los que se han jugado el tipo para que tú vayas a una discoteca como si el virus no existiese?

Un simple gesto como ponernos una mascarilla o declinar planes de ocio que implican grandes masificaciones son pequeños sacrificios que insuflan oxígeno a ese personal sanitario exhausto. Un simple gesto que puede evitar el sufrimiento de muchas familias.

Tú, que te crees joven e invencible, puede que tu comportamiento insensato infecte a quien no tiene un sistema inmune privilegiado. No tenemos ningún derecho a jugar con las vidas de otras personas. De ti depende que dejemos atrás ‘la nueva normalidad’ y recuperemos la antigua libertad.

Preguntadles a vuestros padres y madres su apoyan vuestra actitud irresponsable. Dudo que muchos aprueben un comportamiento que pone en riesgo a otras personas. De ser así, el problema de fondo al que nos enfrentamos es mucho mayor: una sociedad sin mentalidad de proteger a la comunidad está abocada al fracaso.