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El pasado 7 de noviembre llegaba a los cines el largometraje-documental "Heridos" que recoge los testimonios de tres mujeres y de un hombre que cuentan lo que supuso para ellos y sus familias pasar por la interrupción voluntaria de un embarazo. Años después expresaron que esta experiencia les dejó una herida que han necesitado sanar.
En Televisión Digital de Madrid hemos tenido la oportunidad de charlar unos minutos con el director de Fotografía de este trabajo, Victoriano Rubio, que nos ha contado cuáles han sido los objetivos que perseguían al contar estas historias, de la mano del director Borja Martínez-Echevarría.
“No es una película sobre el debate del aborto, sino sobre lo que ocurre después”, explica Rubio. “Queríamos mostrar las consecuencias emocionales y espirituales que muchas personas experimentan, pero desde el respeto, sin juicios ni etiquetas. Es una bandera blanca ante la polémica.”
El documental recoge los testimonios con una mirada íntima y delicada, combinando entrevistas y recreaciones cinematográficas. “Hemos cuidado mucho la luz, la imagen y el ritmo, queríamos que se sintiera cercano, honesto y visualmente bello”, detalla Rubio, quien asegura que el rodaje se desarrolló “sin prisas y con muy pocos medios, pero con total libertad creativa”.
Uno de los aspectos más destacados del filme es su tono esperanzador. Los protagonistas descubren su herida y, en el proceso de buscar ayuda, encuentran consuelo en la fe y en el acompañamiento de iniciativas como el Proyecto Raquel. “Es una película que habla de la sanación, no del sufrimiento”, afirma Rubio. “La gente sale emocionada, pero con una sensación positiva.”
El preestreno, celebrado ante unas 500 personas, fue una sorpresa para el equipo. “La ovación fue impresionante. La gente nos decía que se habían sentido tocados, incluso quienes no han vivido un aborto. Muchos encontraron paralelismos con sus propias heridas emocionales”, cuenta el director de Fotografía.
Heridos se proyecta actualmente en varias salas de Madrid -como los cines Manoteras o Palacio de Hielo- y en más de 15 ciudades españolas. Según Rubio, la respuesta del público está siendo mejor de lo esperado: “Las salas están medio llenas o más, algo poco común hoy en día. Es una película que funciona gracias al boca a boca.”
Rubio asegura que esta experiencia ha reafirmado su vocación: “Queremos seguir haciendo proyectos que dejen poso, que hagan pensar y sentir. No es un cine de polémica, sino de personas.”
Puedes ver la entrevista completa pulsando en el Play de la foto superior.