Este es nuestro año. En escasos meses volveremos a encender la antorcha olímpica, una luz que iluminará todos los rincones del planeta y por fin, todos volveremos a vibrar a una y soñar a la vez. Hay algo mágico en el deporte y es su capacidad de crear comunidad, de identificarnos entre tumultos de gente que parecen ir más rápido de lo que gira el mundo, asemejarnos al de al lado y tender puentes interpersonales. 

Este 2024, como cada año olímpico, tenemos una nueva oportunidad. Una oportunidad más para enseñarnos que, pese a gobiernos enfrentados y a intereses cruzados, el deporte sigue siendo el eslabón entre corazones y fronteras. Las olimpiadas son el botón de pausa para resetear el tiempo, ese respiro en medio de este caos en el que vivimos. Al final, todo es tan simple como darnos cuenta de que el mundo es más poderoso cuando nos unimos aunque sea bajo diferentes banderas, pero juntos y de la mano en una competición justa y sana. 

Ojalá este año olímpico nos haga ver que, independientemente de nuestras diferencias, compartimos un mismo espíritu. Ojalá solo nos mueva la pasión y la dedicación; pero siempre, juntos. Juntos, como una sola familia global que celebrara la grandeza del deporte. En El Silbato ya lo estamos haciendo. Hemos tenido judocas, tiradoras y un sinfín de olímpicos que quedan por llegar. ¿Nos acompañas?

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viernes, 26 de enero de 2024