Irse por las ramas tiene consecuencias en el Senado. La última sesión de control al gobierno culmina con duros enfrentamientos entre "caras nuevas" . Por norma general, el presidente de la Cámara tiende a estar alejado de los focos porque los debates se generan en el bullente hemiciclo entre senadores. La tensión es el pan de cada día en el Senado, pero no acostumbramos a ver nuevos protagonistas.
Hasta en tres ocasiones, el presidente del Senado, Pedro Rollán, tuvo que tomar la palabra para dirigirse hacia Óscar Puente, Pilar Alegría y Fernando Grande-Marlaska. Los tres ministros fueron corregidos por Rollán al considerar este que se estaban extralimitando a la hora de responder a las preguntas de varios senadores populares. Con contundencia, el presidente de la Cámara recordaba a los socialistas que era de obligado cumplimiento por el reglamento de la Cámara ceñirse en la respuesta. Una actitud que los tres afectados entendieron como "una censura a su derecho de expresión".
El ministro de Transportes, Óscar Puente, señalaba al Partido Popular por ser "demócratas de hojalata" al "comprar al árbitro". En redes, el socialista compartía el momento donde su micrófono era silenciado interrumpiendo su intervención. "Lo más grave no es lo anti demócratas que son sino que aún con más jugadores y el árbitro comprado son incapaces de ganar un solo debate", escribía desde su perfil oficial.
Sin duda, el oro al cara a cara más tenso se lo llevó el dúo Rollán-Alegría. El presidente del Senado llamó al orden en dos ocasiones a la ministra de Educación, FP y Deportes, Pilar Alegría, por los mismos motivos: "Le ruego que responda a la pregunta", le señalaba Rollán a la socialista. Con rotundidad, la máxima autoridad de la Cámara Alta recordaba que "aunque puedan interpretar en algún momento que están en un debate", la realidad es otra. Consideraba Rollán durante su encontronazo con Alegría que en una sesión de control hay quien formula preguntas y quien tiene que responderlas; "esa forma parte también de la grandeza y de la responsabilidad de los miembros del Gobierno", señalaba.
"Más allá de indicar al senador que está formulando la pregunta de cuáles son sus obras o sus milagros, le ruego que responda a la pregunta", indicaba el presidente a la ministra de Educación. Palabras que devolvió con ironía la socialista reseñando que "cuando me vuelvan a hacer una pregunta, le pasaré un resumen de mi respuesta para ver si cuenta con su visto bueno".