Es terrible tener año tras año que condenar la violencia machista, esa execrable lacra que destroza familias y a nuestra sociedad. 38 son las víctimas oficiales por esta violencia en nuestro país en lo que va de año, pero realmente han sido 76 los feminicidios que se han cometido: asesinatos por el mero hecho de ser mujer.
Es terrible, mejor dicho, es vergonzoso ver también año tras año, cómo sigue habiendo quiénes niegan este derecho de homenaje a las mujeres asesinadas, aunque luego acudan cínicamente a algunos actos, como el sentido homenaje que el pueblo de Móstoles rindió a nuestras vecinas Irina y Mariyia, no sabemos con qué intención, porque lo único que hicieron fue demostrar que su capacidad de desfachatez, su descaro, no tiene límites, utilizando el dolor.
Estas ejecuciones, porque así lo son, no son más que la punta del iceberg, son el desenlace de una terrible carrera de fondo, porque las violencias empiezan mucho antes. Y por ello hay que actuar de manera transversal con formación y pedagogía, fomentando el respeto no solo a las mujeres, sino a todas las personas que nos rodean y con las que convivimos. Es fundamental aportar apoyo a todas esas mujeres que viven aterradas, y es necesario hacerlo desde todas las instituciones, aportando medidas y porque no están solas.
La violencia machista son los comportamientos ofensivos e insultantes, como son los que utiliza la ultraderecha, día a día, a todos los niveles, insuflando comportamientos y actitudes machistas. En cualquier lugar. Todo vale. Para ellos y ellas cualquier violencia es válida. Y me remito a lo ocurrido ayer en el Congreso insultando a mi compañera Irene Montero por el mero hecho de ser mujer, insultada por otra mujer, porque claro, no conocen el significado de la palabra sororidad.
La violencia machista son los comportamientos ofensivos e insultantes
La ministra de Igualdad lleva siendo el centro de un ataque perfectamente organizado desde hace mucho tiempo. En la última semana, la han llamado “inútil”, “está donde está porque la ha fecundado el macho alfa”, “o el mérito de haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”.
Estos comportamientos son los que quiere movilizar y que calen en nuestra sociedad para poder pasear su machismo a sus anchas.
Nuestra obligación como institución es seguir velando por la seguridad de las mujeres ante esta muestra sanguinaria de violencia, hay que seguir trabajando en ello, en erradicar el terrorismo machista. Para que todas podamos vivir en libertad, amar en libertad, elegir con libertad nuestro camino, nuestro proyecto de vida… sin temor a que nos la arrebaten.
Mientras tanto no nos callaremos, denunciaremos las agresiones, y a aquellas mujeres que sufren esta violencia, decirles que no están solas, que acudan a amistades, familia, entorno, instituciones… Somos muchas aquellas que les tenderemos la mano. No os vamos a dejar solas. Ni un asesinato más. Ni una mujer menos.