Nuestra memoria, nuestra actualidad, nuestro reflejo. Así era Forges. Para bien o para mal, la viñeta diaria del humorista gráfico conseguía reconfortarnos con una dosis de sentido del humor. Sus reivindicaciones gráficas y sus neologismos nos sacaban una carcajada, formando un estilo inconfundible que ya forma parte de la historia de nuestro país.
Antonio Fraguas de Pablo, más conocido con el nombre de Forges, ha sabido retratar como pocos la sociedad española del último medio siglo con un rotulador. Tras la triste noticia de su fallecimiento, víctima de un cáncer de páncreas a los 76 años, Alcalá de Henares ha querido rendirle un homenaje y dedicarle un rincón para recordar a este referente del periodismo.
Todavía está por decidir si será una calle, una plaza o un espacio de la ciudad ya que la ubicación exacta del lugar se decidirá con el concurso de la familia de Forges y por el Pleno Municipal.
Imprescindible en Alcalá
Forges mantenía una estrecha relación con nuestra ciudad y con la Universidad de Alcalá (UAH) desde hace décadas. Y destacó, fundamentalmente, por ser el impulsor del Instituto Quevedo del Humor, un proyecto que promueve la Fundación General de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH). Un centro dedicado al estudio, la difusión y la investigación del humor del que, posteriormente, fue director.
Por ser “el guía y el pilar fundamental del Instituto”, como ellos mismos han descrito en su web, el centro no tardó ni un segundo en suspender su agenda institucional y abrir un libro de condolencias online para que cualquier persona que quiera tenga un espacio donde poder dedicarle unas palabras. “El humor y la libertad pierden a un genio”, rezaba uno de los comentarios que decenas de usuarios han decidido publicar para compartir sus sentimientos.
Reconocida trayectoria
Sin embargo, esta no es la primera vez que el dibujante es objeto de reconocimiento en la UAH. En 2014, recibió el Premio Iberoamericano de Humor Gráfico Quevedos por “su constante y prolongada dedicación en el campo del humor gráfico, su rescate y aportaciones al lenguaje popular, el apoyo a los derechos humanos y su compromiso social, su sensibilidad hacia los derechos y problemas de la mujer y de las minorías, su capacidad didáctica y divulgación de la historia española, su capacidad de adaptación a nuevos medios de comunicación, su difusión y apoyo a la cultura y por lo mucho que nos ha hecho reír”.
Y, en 2016, la Universidad le nombró Doctor Honoris Causa por ser “uno de los grandes comunicadores de nuestro país, tal y como ha demostrado a lo largo de su brillante carrera, siendo una de las firmas más importantes del mundo de la cultura en España".