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El arte y la moda juntos: la exposición de Balenciaga en el Museo Thyssen
La muestra pone el acento en la relación de las creaciones del diseñador con la pintura española
Madrid |

Hay quien dice que la moda es un arte. Que el trabajo creativo del diseño también es digno de artistas. En el Museo Thyssen-Bornemisza se han propuesto hacernos comprender la razón de estas afirmaciones con la exposición ‘Balenciaga y la pintura española’, la primera gran muestra del modista vasco que se realiza en Madrid en casi 50 años. En ella, algunos de los trabajos de Cristóbal Balenciaga dialogan con pinturas españolas de entre los siglos XVI y XX. Para la ocasión se han reunido 90 diseños de Balenciaga y una importante selección de cuadros que han sido cedidos temporalmente por grandes instituciones de arte como el Museo del Prado o el Museo de Bellas Artes de Bilbao.

Conexiones entre arte y moda
No se trata de vestidos que podemos ver en las 56 pinturas seleccionadas, se trata de poder apreciar la conexión entre los distintos elementos de uno y otro, como los volúmenes arquitectónicos de los vestidos, complicidades cromáticas y de formas, y, en definitiva, la influencia de la historia del arte en las creaciones del diseñador.
La exposición se divide en varias secciones, la primera de ellas dedicada a la pintura que pudo admirar durante su infancia en Vista Ona, el palacete de los marqueses de Casa Torres en Getaria, tales como ‘Cabeza de apóstol de Velázquez’ ‘San Sebastián’ del Greco, ‘El cardenal don Luis María de Borbón y Vallabriga’ de Goya o la ‘Inmaculada Concepción’ de Murillo.
Dos de las comparaciones de la muestra / Museo Thyssen-Bornemisza
Otra sala está dedicada exclusivamente a la influencia de la pintura del Greco, cuya paleta cromática, luminosidad y volúmenes se repiten en algunas de las creaciones de Balenciaga. La siguiente sala está dedicada al color negro, y es que Balenciaga lo hizo imprescindible en algunas de sus colecciones. No se trata de un negro tenue, sino un negro intenso que refleja la austeridad y sobriedad que se ve en algunos de los cuadros de la pintura de la corte de Felipe II.

 La exposición se divide en varias secciones, la primera de ellas dedicada a la pintura que pudo admirar durante su infancia en Vista Ona, el palacete de los marqueses de Casa Torres en Getaria

El viaje que Balenciaga a París en 1936 fue esencial para entrar en contacto con fabricantes de tejidos y artistas de estampación, así como con artesanos de botones, flores o plumas que inspiró al diseñador a atreverse con vestidos con motivos florales, que se relacionan con los bodegones en pintura. También hay otra sección de bordado, dedicada a la influencia de esta técnica que tan importante era en la ropa de la corte española, como así se refleja en el retrato de ‘Ana de Austria’ de Sánchez Coello, y que Balenciaga también incorporó en algunas de sus creaciones.

Otra de las comparaciones / Museo de Thyssen-Bornemisza

Por otro lado, la esencia de Zurbarán influiría en Balenciaga. El famoso pintor destacaba por la representación de los tejidos y el movimiento de la tela en sus cuadros, que se reflejaría en los pliegues y texturas elegidos por Balenciaga. Por supuesto, otra sección está dedicada a Francisco de Goya, como no podía ser de otra forma. Balenciaga quiso reflejar la estética de España a través de sus pintores, tanto por los vestidos como por el manejo del color y tonalidades. Un emparejamiento destacado es la de uno de sus vestidos con el que la duquesa de Alba es representada por Goya.
Y, por otro lado, algo más alejado del esplendor de la corte, están los trajes regionales y populares de España que se ven reflejados en las pinturas del siglo XIX y XX por autores como Zuloaga. Una auténtico estudio en la identidad de las distintas regiones del país y la esencia popular que esconden a través de arte y moda.