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“En tiempos de redes sociales, siempre nos quedará el bar para mirarnos a los ojos”
Nos acercamos a los ‘Objetos Perdidos’ de Rulo y la Contrabanda, que llegan, el próximo 30 de junio, al Festival Cultura Inquieta que se celebra en Getafe
Getafe |

Decidió dedicar su vida a la música cuando vio en concierto a ‘Los Suaves’, con tan solo 10 años. Un rockero de alma. De corazón. Un ‘romántico de mierda’, como él mismo se cataloga, que siente más de lo que dice y que, por ello, conserva aún ‘Heridas del rock & roll’. Su última gira de teatros con ese ‘Objetos Perdidos’ le llevó, el pasado 3 de junio, al Nuevo Alcalá de Madrid, en un matinal que se convirtió en un llenazo propio de noches épicas.

Tras su paso por la capital, Rulo estará con su Contrabanda el próximo 30 de junio en el Cultura Inquieta de Getafe, compartiendo escenario con “el más grande del rock patrio”, Rosendo. Una cita en la que hará un repaso por “20 años de canciones”, donde intentará “acariciar y arañar” porque “no me gusta el monocroma”. Inevitablemente, no podíamos perder la oportunidad de hablar con esa ‘Cabecita loca’.

Vivir sobre escenarios

Rulo ha llevado los bares por bandera durante su última gira, colocando el directo entre una barra, un camarero y unos tiros de cerveza. El motivo es simple, “es el punto de encuentro habitual en la cultura mediterránea”. Razón no le falta al cántabro, que no tarda en mostrar el romanticismo que le invade. “En tiempos de redes sociales, siempre nos quedará el bar para mirarnos a los ojos”.

Porque Rulo no concibe la vida sin alma, pero tampoco sin música. En Getafe, compartirá escenario con Rosendo, quien, supuestamente, se despide de los escenarios (ya lo ha anunciado más de una vez, esperamos que ésta tampoco sea la buena), y nos atrevemos a preguntarle si imagina cómo será su despedida, cuando le llegue. “Uf, qué duro” es lo primero que esboza, para después asegurar que “no sabría estar lejos de un escenario. Muy de mayor, sí me imagino haciendo solo teatros”, prosigue, riendo, “tocando prontito y yendo a cenar luego, abriendo una botella de vino”.

Nunca han sido buenos tiempos para el rock, aunque echo en falta esa nueva generación de grupos que traiga aire fresco

Alegrías y renuncias

Santander, 21 y 22 de abril. Un concierto en el que Rulo compartió direc to con amigos como ‘Fito’, ‘Leiva’ o ‘El Drogas’. “Un regalo de la vida”, lo llama, aunque la música también tiene la otra cara. Sus ‘Heridas del rock & roll’ no se han curado, porque “este oficio tiene renuncias. Y eso, a veces, conlleva pérdida”. Se cataloga como “un tío optimista, a pesar de los pesares”, pero “también miro por el retrovisor. Creo que se llama nostalgia”.

Pero la añoranza también es selectiva. De su etapa de ‘La Fuga’ poco es lo que echa en falta, quizá “los 10 primeros años, cuando todo era puro”. No es el mismo que entonces, obviamente, “porque las vivencias hacen que no lo seas”. Lo que conserva de su ‘yo’ a los 14 años, cuando subió por primera vez a un escenario, es el amor por su oficio. “Sigo siendo el mismo obstinado y apasionado por la música que entonces”.

Asegura que “nunca han sido buenos tiempos para el rock”, y echa en falta “esa nueva generación que traiga aire fresco”, aunque sus colaboraciones con grupos emergentes (Elías Serra, Desvariados) le recuerdan a sus inicios, “mismo brillo en los ojos”, y desea, de corazón, que “crezcan sanos y fuertes”. Se considera “ciudadano del mundo”, amando Cantabria y confesándose atrapado por Madrid para siempre. Tiene una ‘Cenicienta’ que nunca tiene prisa, “muy especial (y espacial)” que piensa cuidar para que dure.

Siempre le quedarán “proyectos por hacer, libros que leer, uno por escribir”, y asegura que la carretera es lo que le “hace sentir vivo”. Sus planes, ahora, terminar la gira y pararse un año a componer. Habrá que tener paciencia para escuchar sus nuevas maravillas.