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Tres parapléjicos vuelven a andar gracias a un implante de electrodos en su médula espinal
Una universidad de Suiza ha conseguido que con varios meses de rehabilitación lleguen incluso a pedalear
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El cuerpo humano se mueve a través de impulsos eléctricos que activan las diferentes neuronas de nuestro sistema y nos permiten andar, movernos o pensar. Una ciencia sencilla que, sin embargo, es muy complicada de recrear artificialmente a causa de las miles de conexiones neuronales que se activan con cada movimiento. Por eso, es todo un hito en la medicina lo que ha conseguido la Escuela Politécnica Federal de Lausana en Suiza: que tres parapléjicos vuelvan a andar gracias a la electricidad.

En una compleja operación de cuatro horas de duración, los médicos implantaron en los pacientes 16 electrodos que colocaron en diferentes puntos de la médula espinal, conectados cada uno de ellos a un ordenador con un sistema de inteligencia artificial que regula los impulsos necesarios para conseguir la movilidad. Unas horas después de la intervención, los tres pacientes parapléjicos por diferentes accidentes de moto ya podían mantenerse en pie y dar los primeros pasos. Y no solo eso, pues gracias al trabajo de rehabilitación a los pocos meses ya podían pedalear, remar en canoa o estar de pie tomando una cerveza con sus amigos.

Diseñar por primera vez una tecnología específica para este nuevo uso nos permite sincronizar mejor la estimulación con el momento del movimiento 

La utilización de la electricidad para estimular partes del cuerpo inertes ya se había utilizado en otras ocasiones, pero el hito de este estudio, que todavía se encuentra en fase de ensayo clínico, ha sido personalizar los electrodos que se implantaban en cada uno de los pacientes, centrándose en las lesiones particulares de cada uno, además en vez de centrarse únicamente en el movimiento de las piernas, también han estimulado los músculos del tronco, fundamentales para conseguir una movilidad completa.

"Diseñar por primera vez una tecnología específica para este nuevo uso nos permite sincronizar mejor la estimulación con el momento del movimiento imitando las señales reales que envía el cerebro al andar, por ejemplo", explica el neurocientífico Grégoire Courtine. De hecho, no solo se personalizaron los electrodos y el lugar de su colocación, sino también la forma en la que reciben la estimulación a través de un "marco computacional" que se dirige desde el ordenador que los controla.