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Tribuna Abierta PP Boadilla del Monte
Boadilla con Ucrania
Boadilla del Monte |

El año 2021 terminó en España con los datos de la pandemia totalmente disparados, por la alta contagiosidad de la variante omicrom. A mediados de enero llegaba una relativa buena noticia: la incidencia acumulada del COVID-19 bajaba por primera vez, tras la espectacular subida de las semanas anteriores, situándose en los 3.306,52 casos por cada 100.000 habitantes. A partir de ese momento, las cifras de contagios, ingresos hospitalarios y fallecimientos fueron bajando de manera continuada, lo que animaba a cierto optimismo.

Pero el 24 de febrero se nos heló la tímida sonrisa que producía el pensar que empezábamos a salir de la pesadilla de la pandemia. Rusia invadía Ucrania, violando la soberanía de un país e ignorando el Derecho Internacional y el más elemental sentido común. Era el comienzo de una nueva guerra, que amenaza seriamente la paz mundial. Comenzamos a ver con estupor las primeras incursiones terrestres, los primeros bombardeos, las largas filas de vehículos desplazándose hacia las fronteras... La situación empeoró muy rápidamente y pronto se convirtió en una gran catástrofe humanitaria. Desde el primer momento comprendimos que, como administración pública, teníamos que actuar lo antes posible, uniéndonos a la ola de ayuda y apoyo que toda Europa comenzó a prestar. Y nos pusimos en marcha.

Boadilla acoge en este momento a unos 140 refugiados, que se encuentran distribuidos en casas de vecinos que se han ofrecido para dar cobijo a estas familias. A ellos se suman otros 180 alojados en la Ciudad Financiera del Banco Santander, que son niños que padecen cáncer y sus familias.

El Ayuntamiento ha traído de forma directa a 44 personas, la mayoría mujeres y niños, en un autobús que, cargado de material sanitario, ropa de abrigo y comida, se desplazó a la frontera de Polonia con Ucrania para recogerlos. Luis, nuestro jefe de Policía, Fátima, la técnico de Servicios Sociales, y Lyuzmila, la traductora, se adelantaron a la llegada del autobús para coordinar toda la operación, junto a nuestro vecino Pablo, que ya se encontraba en la frontera y cuyo impulso resultó definitivo para el éxito de la misma.

Antes de este momento, ya habíamos instalado un punto de recogida de material en Protección Civil, que ha concitado una gran respuesta por parte de los vecinos, hasta convertirnos en el segundo municipio que más ayuda humanitaria ha recogido según el diario ABC. Parte de ese material se trasladó a Ucrania y el resto al hospital Zendal, espacio ofrecido por la Comunidad de Madrid para coordinar la solidaridad de los madrileños.

También abrimos un registro en la página web municipal para que las familias de Boadilla que quisieran acoger a refugiados en sus hogares pudieran inscribirse y servir así de nexo de unión con personas desplazadas; pronto habilitamos otros dos para que, tanto vecinos como empresas, ofrecieran su ayuda, bien material o bien por la prestación de algún servicio. Hemos recibido hasta el momento centenares de ofrecimientos.

Solo me cabe desear que esta locura termine pronto

En paralelo, concedimos a Cáritas una subvención de 15.000 euros para el envío de más ayuda humanitaria a Ucrania, donde la organización trabaja sobre el terreno. La llegada de los refugiados a Madrid, tras casi 50 horas de viaje, comenzó con su paso por el hospital Zendal para un primer chequeo médico. Tras dos días alojados en los bungalows de un camping cercano, donde recibieron ropa, comida y objetos de higiene personal, fueron recogidos por sus familias de acogida. Así se alojaron los 44 refugiados, que pertenecen a 18 unidades familiares diferentes.

En estos momentos, con la ayuda del Ayuntamiento, todos ellos tienen ya su documentación en regla; están empadronados en Boadilla y los menores están ya escolarizados. Además, les hemos proporcionado una tarjeta monedero mensual con la que podrán comprar en los comercios locales; una tarjeta transporte para que puedan desplazarse; y una tarjeta de teléfono prepago con número español.

Desde su llegada hemos puesto a disposición todos los servicios municipales. La ludoteca abre también por las mañanas para atender a los más pequeños, con un servicio de traductora y monitora; se les ofrecen clases de español para conseguir lo antes posible que puedan comunicarse y trabajar, para lo cual se les inscribirá en la Bolsa de Empleo Municipal a través de SILBO. También recibirán, si lo precisan, ayuda psicológica.

Las administraciones públicas estamos obligadas a actuar con rapidez y de forma resolutiva. Eso es lo que se nos debe exigir y a ese reto, nosotros como Ayuntamiento, hemos querido responder. Pero, como alcalde, quiero agradecer sobre todo a mis vecinos la respuesta solidaria y desinteresada que han dado ante una situación tan grave como la que estamos viviendo.

Solo me cabe desear que esta locura termine pronto, que Putin cese su salvaje ataque al pueblo ucraniano y que Europa y el mundo puedan volver a respirar tranquilos.

Esperemos que todos, sin excepción, sepamos estar a la altura de este momento histórico.