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El sueño copero terminó, pero El Val volvió a vibrar. La RSD Alcalá cayó con orgullo ante el CD Tenerife (0-4) en una noche histórica de fútbol, pasión y sentimiento rojillo.

La RSD Alcalá se despidió de la Copa del Rey tras caer por 0-4 ante el CD Tenerife, en una noche mágica en la que El Val volvió a latir con fuerza. El resultado no refleja lo vivido en un estadio que presentó un lleno histórico, con 4.500 espectadores que empujaron a los jugadores desde el primer minuto hasta mucho después del pitido final.

Catorce años después, la Copa volvió a Alcalá, y el equipo de Vivar Dorado respondió como merecía la ocasión: con entrega, orgullo y el corazón por delante. Desde el inicio, los rojillos se plantaron sin complejos ante uno de los equipos más potentes de la Primera RFEF. Durante gran parte de la primera mitad, el Alcalá fue capaz de mirar de tú a tú al conjunto tinerfeño, incluso disfrutando de varias llegadas claras por medio de Nico Sánchez y Arribas, que mantuvieron en vilo a la grada.

El tanto visitante, obra de Fran Sabina en el minuto 42, no cambió la actitud del equipo. El Alcalá siguió creyendo, buscando su momento y empujado por un público que no dejó de cantar ni un segundo. En la segunda mitad, el Tenerife impuso su físico y su experiencia, y los goles de Maikel Mesa y Nacho Gil acabaron ampliando la distancia en el marcador. Aun así, los alcalaínos no bajaron los brazos y siguieron peleando hasta el final, demostrando el espíritu que caracteriza a este club.

Porque más allá del resultado, la RSD Alcalá volvió a demostrar quién es: un equipo que compite, que siente y que defiende su historia con orgullo. Una plantilla que honró la camiseta en una noche que quedará grabada en la memoria de todos los alcalaínos.