Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada siete jóvenes de entre 10 y 19 años padece algún tipo de enfermedad mental. Además, advierte de que una atención inadecuada durante la pubertad puede derivar en complicaciones importantes, tanto psicológicas como físicas, en la edad adulta.
La adolescencia es una etapa marcada por el crecimiento y el descubrimiento, en la que los cambios físicos y sociales se combinan con una intensa transformación emocional. Es por ello que, desde Casvi International American School, se ofrecen herramientas que ayuden a los alumnos a gestionar estas emociones desde edades tempranas. “Aquellos adolescentes que han aprendido a gestionar sus emociones desde pequeños desarrollan relaciones interpersonales más sanas y un mayor autoconocimiento, lo que les ayuda a tomar decisiones de forma más consciente y acertada”, asegura Sonia Collado, School Counselor de Casvi International American School.
En las aulas de infantil y primaria existe el ‘Rincón de la calma’, un espacio diseñado para que el alumno reflexione y canalice la emoción que siente en ese momento, en un entorno tranquilo. En el caso de las etapas superiores, Sonia trabaja junto a los tutores con emociones más elaboradas, como pueden ser la ansiedad o el entusiasmo.
No obstante, esto no es solo un tema que trata la orientadora del centro en los diferentes talleres que realiza, sino que es transversal. Además, es fundamental que este ejercicio continúe también en casa. De hecho, la psiquiatra Marian Rojas Estapé argumenta que algunas formas de reducir el cortisol (la hormona que se libera como respuesta al estrés) son los abrazos y el contacto físico con seres queridos. Los expertos coinciden en que un nivel elevado de ansiedad “disminuye la eficacia del aprendizaje, ya que afectan a la atención, la concentración y la retención de información”.
Por otra parte, tal y como destaca Sonia, el principal propósito de Casvi en este ámbito es “fomentar la autonomía del alumno en su autorregulación emocional”. Además, este trabajo de introspección que realiza el estudiante le permite, entre otras cuestiones, conocerse mejor, lo que le ayudará a tomar decisiones con mayor criterio acerca de sus estudios universitarios.
Asimismo, manejar las emociones impulsa la mejora de las habilidades, talentos y la comprensión de los alumnos. Esto les permitirá desenvolverse con una mayor facilidad y madurez ante los desafíos y las situaciones cotidianas y, en consecuencia, a convertirlos en ciudadanos del mundo.
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