En unos pocos días el alcalde de Serranillos desde hace diez años, Iván Fernández, dará paso a su compañero Rubén Fernández, que será nombrado nuevo regidor del municipio. En Televisión Digital de Madrid hemos charlado con ambos políticos para que nos cuenten cómo está siendo este proceso de transición que definen como "un cambio dulce" y hemos querido conocer las líneas de trabajo que tiene ya pensadas el nuevo regidor serranillense para los próximos meses. Reconoce que su objetivo es seguir desarrollando el proyecto de su partido, Transparencia y Democracia Serranillos, pero dándole su sello particular y modificando cuestiones que cree que hay que mejorar. Por ejemplo, de cara al próximo ejercicio presupuestario, adelanta que seguramente recortará el presupuesto en festejos para centrar más los recursos en limpieza o mantenimiento urbano.
Para Iván Fernández, el actual primer edil, este momento supone tan solo cumplir con lo que se comprometió su formación vecinal e independiente desde su fundación. Cuando llegaron a la política prometieron limitar los mandatos a ocho años, Iván se retira dos años más tarde de lo estipulado, pero recuerda que lo han hecho así porque consideran que la pandemia les "quitó" esos dos años de gestión. Ahora recogerá el bastón de mando, Rubén Fernández, que, en palabras del actual regidor, está más que preparado, "lleva conmigo una década, conoce perfectamente la administración. Yo me quedo un tiempo para apoyarle en la transición, pero con un papel residual. Las decisiones serán suyas y del resto del equipo".
El todavía alcalde destaca algunos de los logros conseguidos en estos diez años de gestión como la recuperación económica del Ayuntamiento. También reconoce que aún quedan proyectos pendientes como la construcción del nuevo Ayuntamiento, la biblioteca municipal, las mejoras en movilidad o el Plan General de Ordenación Urbana. Sobre esto último, Iván critica los retratos administrativos, "el urbanismo en la Comunidad de Madrid es un desastre. Nuestros jóvenes no encuentran vivienda y acaban marchándose a otros municipios de Toledo".
El futuro alcalde analiza lo que viene por delante y reconoce que aún tienen una situación económica difícil, "amortizamos 100.000 euros anuales y os quedan casi diez años por delante, con el regreso de las reglas fiscales tenemos menos margen de inversión". A pesar de ello, señala como prioridad desbloquear el nuevo Plan General para facilitar la construcción de vivienda y frenar la pérdida de población joven "quiero que quien se marche lo haga por decisión propia, no por obligación".
Lo que no va a cambiar, según ambos dirigentes, es que su partido gobierna "para todos los vecinos, nos hayan votado o no. Tenemos 5.000 jefes que nos exigen cada día", recuerdan.
Durante la conversación, ambos destacaron que el municipio ha logrado sentar cimientos sólidos a pesar de la herencia de deuda y las limitaciones impuestas por el plan de ajuste. Iván Fernández recordó que, tras recibir un Ayuntamiento con más de 18 millones de euros pendientes de pago, se ha conseguido reducir la cifra hasta los 4,5 millones actuales, aunque lamentó que la normativa estatal obligue a destinar los ahorros a amortización de deuda en lugar de a inversiones. Rubén Fernández, por su parte, avanza que los próximos presupuestos priorizarán el mantenimiento urbano y que se estudiará un posible ajuste en festejos para destinar más fondos a jardinería y limpieza, sin dejar de defender el valor social y económico de las celebraciones.
Uno de los retos inmediatos será el transporte. Iván Fernández denuncia la exclusión de Serranillos, Cubas y Griñón del plan de Cercanías que conectará Illescas con Madrid, una decisión que considera un “castigo” al sur de la región. Rubén Fernández reitera el apoyo del Ayuntamiento a la histórica reivindicación vecinal de que los trenes paren en la estación de Griñón: “Quien no trabaja en Madrid lo hace en Illescas, y sin tren ni carreteras adecuadas nos obligan a usar el coche, justo cuando más se habla de sostenibilidad”.
El futuro alcalde también se refiere a las relaciones con los grupos de la oposición. Defiende la buena sintonía con Vox, con quienes asegura mantener un trato cordial y centrado en los problemas reales, pero critica la actitud del portavoz del Partido Popular, Juan Quintana, al que acusa de buscar “rédito personal” en detrimento del municipio. No obstante, quiere dejar claro que siempre estará dispuesto a tenderle la mano: “Si no ataca ni busca ofensas, no habrá problema. Sus votantes también son mis vecinos”.
En el plano interno, el relevo se plantea con naturalidad. Iván Fernández pasará a ocupar la tercera tenencia de Alcaldía y se mantendrá en la Junta de Gobierno, aportando experiencia y apoyo. “Ahora me toca estar para ellos, defenderlos y cuidarlos como ellos lo han hecho conmigo”, afirma el alcalde saliente, quien reconoce el desgaste emocional y la ansiedad acumulada tras diez años al frente del Ayuntamiento. “Es muy complicado vivir siempre en guardia. Ahora empiezo a soltar y estoy mucho más relajado”, confiesa.
Por su parte, Rubén Fernández admite que deberá aprender a delegar responsabilidades entre sus concejales, algo que considera clave para que el proyecto tenga continuidad: “Confío en mi equipo y en los técnicos municipales. Si no aprendes a soltar, al final acabas saturado”.
La recogida de basuras
Uno de los puntos destacados y polémicos en el municipio en los últimos meses es la nueva tasa de basuras, el contrato de recogida y los actuales problemas que sirven de crítica para la oposición.
Iván Fernández explica que la anterior empresa dejó de prestar servicio y que la adjudicataria actual necesita entre ocho y nueve meses para renovar contenedores, camiones y sistemas de recogida. “Es un contrato a diez años, pionero en la zona, con carga bilateral, que supondrá un salto de calidad en la limpieza del municipio”, asegura. Pide a los vecinos “paciencia”, recordando que los problemas de contenedores rebosados son temporales y comunes en cualquier transición.
Rubén Fernández reconoce que las críticas son comprensibles, sobre todo en un contexto en el que los vecinos ya han recibido el primer recibo de la nueva tasa. Explica que en Serranillos se aplica un modelo mixto, que tiene en cuenta el tipo y la ubicación de la vivienda, y defiende que el importe -entre 150 y 180 euros anuales- es inferior al de municipios cercanos o incluso a la tasa de Madrid capital, fijada en 140 euros con mayor densidad poblacional.
Ambos recalcan que, a diferencia de otros ayuntamientos que han “estirado el chicle” para aumentar ingresos, Serranillos buscó un equilibrio entre la sostenibilidad del servicio y la capacidad económica de las familias. Además, subrayan que la tasa no la impone el municipio, sino la normativa estatal y europea, y que el buen uso de los contenedores ayudará a evitar sanciones por parte de las plantas de reciclaje.
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