OPINION | El monstruo de dos cabezas

Benjamin Netanyahu y Donald Trump han formado una dupla mortal que amenaza con borrar al pueblo palestino de la faz de la tierra

Benjamin Netanyahu y Donald Trump han formado una dupla mortal que amenaza con borrar al pueblo palestino de la faz de la tierra

PP y PSOE se sitúan en posiciones antagónicas en relación con el conflicto en Gaza.

En pocos días se cumplen dos años de aquel fatídico 7 de octubre de 2023 en el que la banda terrorista Hamás golpeó el corazón de la sociedad israelí asesinando y secuestrando a todo aquel que tuvo la mala fortuna de cruzarse en el camino de los terroristas. El mundo quedó horrorizado viendo el rastro de sangre producido con alrededor de 1.200 víctimas y más de 200 rehenes civiles. Pero lo peor estaba por llegar. 

 

El gobierno de extrema derecha de Israel, con Benjamin Netanyahu a la cabeza, aprovechó el ataque para lanzar una ofensiva total, no ya contra los terroristas de Hamás, sino contra todo el pueblo palestino, decidido a expulsarlo para siempre de su tierra o, incluso peor, a borrarlos de la faz de la tierra. Por eso somos muchos los que vemos que lo que se está perpetrando en Gaza es un genocidio inhumano, cruel e insoportable que ha costado la vida a cerca de 65.000 palestinos, incluyendo 18.000 niños y niñas completamente inocentes.

 

Junto a Netanyahu se ha situado el presidente norteamericano, Donald Trump, que ha formado con su homólogo israelí un terrorífico monstruo de dos cabezas para ejecutar esta auténtica barbaridad que formará parte para siempre de la historia más negra de nuestra Humanidad. Aún es peor la explicación del republicano a todo lo que está ocurriendo y sus planes de futuro que pasan por construir sobre las cenizas de la Franja y sobre los miles de cadáveres de inocentes que yacen allí, una especie de resort para ricos occidentales. No pasaría de ser una broma de mal gusto si no fuese porque este tipo loco habla completamente en serio. Incluso se permite la frivolidad de utilizar la Inteligencia Artificial para mostrar al mundo la megalómana imagen que ronda en su cabeza para el futuro del lugar que hoy han convertido en un verdadero infierno en la tierra. 

 

Mientras tanto, las imágenes de los bombardeos israelís son tan dramáticas que no cabe justificación alguna: Hospitales, centros de reparto de comida, campamentos de refugiados, colegios... ciudades enteras sufren cada día, cada noche, el inmisericorde martilleo de uno de los más poderosos ejércitos que existen en la faz de la tierra. Su misión es tremendamente fácil porque solo tienen que apuntar y apretar un botón para hacer saltar por los aires ciudades enteras. No sé si los brazos ejecutores de estas matanzas se paran a pensar, al menos durante unos segundos, de lo sanguinarios que resultan sus ataques.  Allí donde apuntan están cercenando la vida de personas completamente inocentes. Es especialmente sangrante ver la situación de los niños y de las niñas, hasta el punto que uno no puede permanecer impasible delante de la pantalla viendo estas secuencias. Solo nos queda pedir perdón por nuestra tibieza y por no haber reaccionado antes para detener este sufrimiento. 

 

Afortunadamente, muchos ciudadanos hemos dicho basta. Cada vez son más los que salen a las calles, portando las banderas palestinas, para presionar a los gobiernos de nuestros respectivos países para que paren esto cuando antes. En España, la ciudadanía va de la mano del Gobierno y del presidente Pedro Sánchez, que está abriendo camino en el panorama internacional. Fuimos de los primeros en reconocer el Estado Palestino y ahora más de 150 países en el seno de la ONU han seguido nuestros pasos. Es verdad que aún queda mucho por andar, que el objetivo final de parar esta locura aún está lejos, pero cuando la gente se mueve cualquier meta es posible. 

 

En el plano político, en nuestro país, tenemos al PP queriendo andar a la contra. Hay políticos, como Alberto Núñez Feijóo, que prefieren rebuscar términos intermedios, que llamar genocidio a lo que estamos viendo en directo por la televisión, allá ellos. Otros, como Isabel Díaz Ayuso o José María Aznar, en la más incompresible frialdad, consideran que este es el momento para apoyar a Israel en su cruzada criminal contra todo un pueblo.

 

Luego dirán que es cosa de la polarización, que no se puede defender las mismas posiciones que el malvado Sánchez, que si tal o que si cual. Pero aquí cada uno se sitúa donde quiere. 

 

Precisamente estos días hemos visto a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, recibir con todos los honores a la responsable de negocios de la Embajada de Israel, una foto indigna e inhumana. Mientras tanto, el alcalde de Fuenlabrada, Javier Ayala, ha preferido reunirse con el embajador de Palestina en España, Husni Abdel Wahed, para presentar la organización de un gran concierto solidario para alzar la voz contra la masacre que sufre la población civil en Gaza y para recaudar fondos que se destinarán a la UNRWA.

 

En esto, yo me sitúo del lado de Ayala. Que cada uno haga lo que considere y que lidie con su conciencia en el futuro. 

 

 

 

 

 

 

 



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