Una manifestación vecinal que no cesa, unos barrios que se niegan a ceder y una lucha que ya se extiende por años. Usera y Villaverde han vuelto a salir a la calle para oponerse a la construcción del crematorio de la M40. Fue el cuarto capítulo de un pulso abierto contra la empresa Parcesa y una Administración que, según denuncian, les ha dado la espalda.
La marcha contó con el apoyo de la portavoz socialista en la capital, Reyes Maroto, que alzó la voz para denunciar la situación. Maroto fue clara en su postura: "el proyecto no responde a la legalidad".
La portavoz socialista acusa al Partido Popular de "agravar una brecha social y territorial" que está convirtiendo el sur de la ciudad en un "vertedero" de instalaciones indeseadas. Una desigualdad que, según denunció Maroto, se refleja incluso en una menor esperanza de vida. De hecho, denuncia que el Ayuntamiento "prioriza intereses empresariales sobre la salud de los vecinos".
Ante la sombra de una chimenea que amenaza con asomarse a 250 metros de colegios y parques, los vecinos de Usera y Villaverde demostraron, una vez más, que no están dispuestos a rendirse. "Parece claro que los informes medioambientales, los efectos en la salud y los perjuicios para los habitantes de la zona sur significan una cosa diferente al resto de zonas de la ciudad”, aseguran las asociaciones vecinales que impulsan las protestas.
Estos vecinos denuncian que ya conviven "con la incineradora, las depuradoras, una subestación de gas, un estanque de tormentas, un centro de tratamiento de lodos, los ruidos del tren y la M40, los eventos de la Caja Mágica, el Mad Cool, el Río Babel…". Instalaciones que, según los vecinos, "siempre encuentran un rechazo legal o judicial cuando se trata del norte o el oeste de Madrid”.