La Sala Maruja Mallo del Centro Cultural Pérez de la Riva acoge la exposición 'Un vaso de agua salada', obra de la artista Sara García. La propuesta invita al público a vivir una experiencia sensorial en torno a la hospitalidad y los gestos cotidianos que compartimos con los demás a través del sentido del gusto.
A la inauguración asistió la concejal de Cultura, Gloria Fernández, acompañada de la autora, quien hizo un recorrido por las diferentes piezas, explicando a todos los asistentes su significado y proceso creativo de elaboración.
En esta muestra, que podrá visitarse hasta el 11 de diciembre con entrada gratuita, la artista utiliza plantas, arcillas y alimentos fermentados para realizar creaciones que combinan imágenes, vídeos, cerámicas y pequeños rituales.
García reflexiona sobre la importancia de acciones tan sencillas como beber, ofrecer o compartir comida, y cómo estos gestos nos conectan con otras personas y con nuestro entorno.
El título de la exposición hace referencia a un antiguo ritual vietnamita, en el que se probaba el agua de un pozo para comunicarse con los antepasados. A partir de esta idea, la artista propone mirar lo cotidiano desde una nueva perspectiva, mezclando tradición, naturaleza y arte contemporáneo.
'Un vaso de agua salada' reúne obras de reciente creación, muchas de ellas mostradas por primera vez en España. La exposición está organizada por la Fundación Municipal de Cultura de Las Rozas y comisariada por Nuevos Públicos / Oficina Curatorial.
La artista utiliza plantas, arcillas y alimentos fermentados
Sara García es una artista gallega con una trayectoria internacional reconocida. Su trabajo combina la creación artística con la investigación sobre los vínculos entre cuerpo, territorio y comunidad.
Ha desarrollado proyectos en instituciones culturales de España, Italia y Latinoamérica, y ha participado en residencias artísticas en Roma, México, Liubliana, Praga y Atenas.
Su obra se caracteriza por crear experiencias sensoriales que invitan a reflexionar sobre cómo los pequeños gestos cotidianos pueden transformar nuestra forma de relacionarnos con el mundo.