El Fernando Torres se volvía a vestir de gala para recibir a uno de los equipos que mejor juegan a esto del fútbol dentro de la categoría. El Real Unión de Irún, que llegaba en calidad de invicto, quería cortar la buena racha del equipo de Visnjic. Pero los nuestros, que hicieron un partido soberbio de principio a fin, lo evitaron, sin dejar ni una sola opción a los irundarras. El Fuenla salió a comerse a los vascos y a demostrar a su afición que la victoria en Zubieta no iba a ser sólo un espejismo, sino que este equipo había llegado para quedarse. Y vamos que si lo hicieron.

El técnico serbio volvió a alinear, prácticamente, al mismo once de las últimas jornadas. La baja de Paco Candela – que fue expulsado en tierras vascas- fue suplida con éxito por Milla, que demostró el tipo de jugador que es y la clase que tiene. El único cambio en el equipo titular fue la entrada de Abel Molinero por Lobato. Y lo cierto es que Visnjic acertó. Porque menudo partido se marcó el ex del Lugo por la banda izquierda.

El Fuenla, a los pocos minutos de comenzar el encuentro, ya se hizo dueño y señor del centro del campo, gracias, en parte, a las recuperaciones de Rubén Sanz y a las triangulaciones de Milla con Borja Sánchez, con Cistobal y con Molinero. Algo que sirvió para que los azulones acecharan la portería de Otano jugada tras jugada. Hasta que en el minuto 15 de la primera parte llegó el primer y único gol del partido con un golazo del killer fuenlabreño: Dioni Villalba.

El delantero azulón, entre un enjambre de jugadores, recogió un pase enviado desde la defensa, protegió el balón, salió del área, se giró y disparó con la pierna izquierda al palo contrario, haciendo imposible la estirada del meta vasco. El Fuenla se adelantaba en el marcador y Dioni anotaba su quinto gol de la temporada. ¡Cuánto habíamos echado en falta un jugador así en el Fernando Torres!

El Real Unión de Irún debía nadar a contracorriente para buscar, al menos el empate, pero la defensa fuenlabreña impidió en todo momento que eso ocurriera. Anuarbe, Pavón, San José y Fran García no dejaron ni a sol ni a sombra a los delanteros irundarras, que se desquiciaban por no poder ‘pillar’ una buena.

La segunda parte fue un quiero y no puedo de los vascos que vieron cómo, en tramos del partido, volvían a ser superados, una y otra vez, por el hambre de los fuenlabreños, que tuvieron el segundo gol muy cerca. Tanto Dioni como Abel Molinero pudieron aumentar la diferencia, pero unas veces el travesaño y otras el ‘culo’ de Otano impidieron que esa ventaja aumentara.

Así, llegamos a los últimos 10 minutos. Con el miedo en el cuerpo de que los fantasmas aparecieran. Pero esta vez no iban a llegar. Visnjic sacó a Juanma Marrero para defender la diferencia. Y se hizo. Los vascos no tuvieron ni una sola oportunidad de intimidar a Isma Gil, que fue (casi) un espectador más, hasta que el árbitro pitó el final.

Tres puntos importantísimos y a recuperarse para volver a vijar al País Vasco para hacer, de nuevo, la machada. La semana que viene visitamos al Amorebieta, que esta jornada ha ganado 2-3 al Leioa.