MASCOTAS | Pon un perrete en tu vida

Tener un perro te cambia la vida. Para bien

Tener un perro te cambia la vida. Para bien

Desde cachorro, siendo constantes y con paciencia, el perro no seguirá. Casi siempre.

Imagen: Archivo

Tener un perro ya sea comprándolo, recibiéndolo como regalo, o adoptándolo, es algo que se debe pensar mucho, pues nuestra vida cambiará y la suya dependerá de nosotros.

 

Si tras haberlo pensado y habernos informado, decidimos dar el paso, estamos construyendo un compromiso con nosotros mismos y con el propio animal. Un compromiso casi de por vida, ya que seguramente y por desgracia, el perro se vaya antes que nosotros.

 

Por lo tanto, antes de lanzarnos a la aventura de compartir la vida con un perro debemos reflexionar y preguntarnos si estamos preparados para ello y si nuestra casa y forma de vida, son compatibles con las necesidades de nuestro amigo de cuatro patas.

 

Ya sea que vivamos en una familia, en pareja o solos, cada caso le vendrá mejor a una raza u otra, o si son mestizos, a un tamaño o a otro.

 

Antes de meter un perrete en casa es interesante que nos documentemos si es nuestro primer perro, porque como se dice, "la experiencia es un grado". Si es nuestro primer perro, ya sea cachorro o no, deberíamos leer antes algún libro de perros y a poder ser, de esa raza en concreto si el perro no es mestizo. También viene bien ver tutoriales de internet, ya sean vídeos o webs donde se dan consejos y  pautas de educación muy útiles.

 

La educación del cachorro es sumamente importante y hay que tener mucha paciencia. Si somos constantes, en unos meses veremos la recompensa de tanto esfuerzo, y ojo, hay que ser consecuente que el perrete y más en los primeros meses, se hará sus necesidades en casa, nos romperá cosas, llorará y ladrará y muchas veces, se pondrá malo.

 

Cuando vayamos conociéndole y él a nosotros, empezaremos a ver que todo el esfuerzo merece la pena. No hay una fórmula mágica pero el amor, el cariño, el dedicarles tiempo y que se cansen corriendo, la disciplina, y una buena alimentación, son claves para que los perros tengan una vida plena, larga, saludable y feliz.

 

Y lo que es igual de importante, que lo hagan a nuestro lado.

 

 



Los malos rollos no tienen cabida en el mundo de los perros. De hecho, esa es otra cosa que los humanos tenemos que aprender de ellos. No hay rencor que valga.

 

Como si de una persona se tratase, el perro será uno más de la familia. Literalmente. Con todo el respeto hacia tortugas, hámsters, jerbos, iguanas, canarios o peces, (el gato no lo meto en esta categoría) el perro será uno más de la casa. En ocasiones dará la impresión de que solo le falta hablar.

 

Habrá veces que con solo una mirada sabemos si quiere jugar, si está cansado, si está enfermo, tiene hambre, tiene sueño, está asustado o se está divirtiendo, porque sí, los perros sonríen. Igual que sienten o sufren.

 

Esta es una sensación que solo la entenderán los que tienen o hayan tenido perro. No sé cómo explicarlo, pero quien lo lea, si es perruno, sabrá a qué me refiero.

 

Podríamos dar muchos más detalles pero estas líneas son solo unos breves apuntes de lo que significa tener un perro como mascota. Hay que saber que nos gastaremos dinero. Vamos, que será literalmente una hucha. Habrá veces que nos saquen de nuestras casillas y habrá ocasiones en las que nos den ganas de perderlos de vista por un rato por algo que han hecho o han roto. 

 

Habrá que regañarles en el acto porque si no, no lo entenderán. Los malos rollos no tienen cabida en el mundo de los perros. De hecho, esa es otra cosa que los humanos tenemos que aprender de ellos. No hay rencor que valga.

 

Cuando ya sean viejecitos, hay que ser consecuente con sus limitaciones, tanto físicas como fisiológicas, y actuar en concordancia. No podemos regañar a un perro anciano sin se le "escapa un pis" en casa, o por si en la calle va muy despacito.

 

Hasta que llegue su hora, si no pasa nada extraordinario en su vida, tenemos que disfrutar de ellos y darles la mejor vida posible a nuestro lado.  

 

Tener perro te quita algunas cosas como independencia, tendrás menos dinero, habrá que barrer más la casa y ventilar, o te condiciona la rutina o las vacaciones.

 

Pero te dará muchísimo más. Como un amigo mío dice: "Los perros deberían ser infinitos".

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