A la izquierda, no. A la derecha, quizás, aunque no exactamente. Parece que el espectro en el que se encuentra VOX es “fantástico” porque es un lugar desde el que “mandar deberes” sin tener que aplicarse ninguno de ellos ni ejecutarlos nunca. Así define Ayuso “el limbo” en el que VOX desarrolla sus políticas y elabora su discurso, “rechazando el bipartidismo, pero sin querer gobernar”.
Si las relaciones entre Ayuso y la formación capitaneada por Isabel Pérez ya era tensa en tiempos de Rocío Monasterio, a medida que pasa el tiempo la situación se recrudece. “¿Qué hago? ¿Les arranco la cabeza?”. Así ha respondido la presidenta de la Comunidad de Madrid a la propuesta de VOX para prohibir el uso del velo islámico en colegios e institutos de la región, asegurando que esta iniciativa es solo otra “propuesta fraudulenta” que “fomenta un debate para llevar al extremo las soluciones, olvidando que ya hay respuesta para todo esto”. Señala Ayuso que “otra cosa sería hablar del burka o de un pasamontañas, que pueden interferir en cuestiones de seguridad, de salud pública o incluso a la hora de hacer un examen”.
Desde VOX, siguen cargando contra la “normalización” del velo islámico en España y aseguran que se trata de una práctica que, “lejos de ser un símbolo religioso inocente, representa una forma de ocultación de mujeres y niñas”. Sin embargo, el grupo parlamentario no solo ha defendido su propuesta para prohibir la prenda en cuestión, sino su rechazo al bipartidismo y al juego entre PSOE y PP. Esta misma semana, la liga madrileña de Abascal se ha ausentado de la Apertura del Año Judicial en la Comunidad de Madrid, alegando que se trata de “un acto de blanqueamiento del bipartidismo” y acusando a los populares de repartirse los jueces con el PSOE de Bolaños. Unos jueces que, dice Isabel Pérez, “están perseguidos por ministros del Gobierno de Sánchez y señalados por el poder político”.