El joven argandeño Martín Martínez ha sido galardonado con el premio a la mejor torrija de Madrid en el concurso "Las mejores torrijas de restauración de Madrid", organizado por la Asociación de Cocineros y Reposteros de Madrid. Este premio se suma a la lista de logros del joven cocinero y propietario del local de comidas "Villaroy's", ubicado en el madrileño barrio de Cuatro Caminos, quien ha sabido rescatar la tradición de la cocina artesanal y convertirla en un éxito entre su clientela.

Martín Martínez nació en Arganda del Rey en 1992 y su devoción por la cocina le viene desde niño al ver a su padre como profesional de la hostelería y a su madre como una magnífica cocinera. Sus familiares aseguran que con apenas 4 años ya se atrevía a preparar merienda para todos. Su pasión por la cocina le llevó a formarse en la Escuela de Hostelería y Turismo de Girona. Tuvo la oportunidad de trabajar bajo el mando de los hermanos Roca en el restaurante "El Celler de Can Roca" y en su masía de eventos "Mas Marroch". También estuvo cerca de Paco Morales en el "Restaurante Paco Morales" y en "Casa José" con los hermanos Del Cerro, Fernando y Armando. Gracias a la oportunidad laboral que le brindó Mario Vallés, su profesionalidad se fraguó en el "Restaurante Hortensio" y ejerció como jefe de cocina en el "Restaurante Narciso".

Ahora es el propietario de "Villaroy's", un local cuya cocina se basa en recetas artesanales que provienen de un viejo recetario de su abuela Visitación, incorporando a dichas pautas su propio toque personal. Con más de 4.000 torrijas vendidas en 2022, "Villaroy's" ha conseguido cambiar la percepción de este postre. Su receta secreta de tradición familiar ha logrado convertir las torrijas en un postre que se disfruta durante todo el año y no únicamente en Semana Santa.

 

 

Según explica el cocinero, la torrija de "Villaroy's" se elabora con pan suizo, elaborado con mantequilla que le aporta esa textura tierna y esponjosa. Este pan se baña en una infusión a base de leche fresca entera y nata, junto con aromáticos como canela, naranja, limón y azúcar. Los bollos se sumergen y se dejan toda una noche en remojo con la infusión en caliente para que se empapen de la mezcla. Por último, se pasan por huevo batido y se fríen en aceite de girasol. Una vez fritos, se pasan por azúcar y canela para dejarlos reposar.

 

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