El suicidio es un problema de salud pública complejo con múltiples componentes medioambientales, culturales, psicosociales y biológicos. Si bien su magnitud varía de unos países a otros, la Organización Mundial de la Salud (OMS) califica el suicidio como un problema de salud pública grave a nivel mundial, ya que supone un impacto personal y familiar duradero en las personas allegadas de quién lo comete y un impacto social y económico reseñable en las comunidades, países y sociedades afectadas.
En 2020, últimos datos conocidos de nuestro país, se produjeron 3.941 defunciones por suicidio, lo que representa un 7,3% más que en 2019. La cifra en mujeres fue 1.011 por 2.930 hombres, lo que representa un incremento con respecto a 2019 de 12,2% y 5,7%, respectivamente. Para enmarcar por comparación, en 2020 murieron 1.370 personas en accidentes de tráfico.
Ante esta situación, es urgente crear líneas de actuación que promuevan medidas de prevención y control de la conducta suicida, dar una respuesta adecuada a cada situación y rebajar el estigma de la sociedad respecto del suicidio. No obstante ya que todas las competencias sanitarias las tiene transferidas la Comunidad de Madrid y el sistema de salud está infradotado, cuando no abandonado, de especialistas en este ámbito, el Gobierno de España presentó el pasado 10 de mayo, un servicio para la asistencia y prevención del suicidio a través del teléfono 024.
Este servicio denominado Línea de atención a la conducta suicida 024, con mucho arraigo en otros países, se basa en que cualquier persona que tenga pensamientos de quitarse la vida pueda contar con ayuda profesional, con alguien que le escuche en cualquier momento y, si es necesario, active una actuación en coordinación con los servicios de emergencia.
A nivel municipal, en 2.019 aprobamos el Plan Local de Prevención del Suicidio en donde se contempla la creación de protocolos para la prevención y actuación, pero lo cierto es que fue una declaración de intenciones que se quedó ahí y dada la preocupante situación actual, es imperativo que invirtamos recursos que combatan el tabú que lo envuelve y permitan mejorar la detección para dar el apoyo necesario. No dudemos que cada céntimo invertido en salvar vidas, sale muy barato
un número que salva vidas
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