En los últimos años, el ámbito académico está experimentando un cambio de paradigma. Tanto los padres como los profesores buscan que el conocimiento aprendido en el aula trascienda los muros del colegio y se aplique y refleje en la vida cotidiana del alumno. De esta idea surge la llamada “educación en valores”, una propuesta que va más allá de enseñar contenidos y procedimientos, y que pone el acento en comprender el “para qué” del aprendizaje.
Este nuevo planteamiento pretende formar a alumnos capaces de actuar de manera responsable, respetuosa, solidaria, compasiva e íntegra. En definitiva, busca formar ciudadanos globales.
Por lo tanto, este tipo de educación prioriza el desarrollo de habilidades sociales, emocionales y cívicas, por encima del aprendizaje puramente memorístico, propio del modelo tradicional. Gracias a ello, los futuros adultos podrán tomar decisiones de forma mucho más autónoma y firme, libres de influencias externas.
El propósito fundamental de la educación en valores es lograr una sociedad más justa, igualitaria y solidaria. Para alcanzarlo, esta metodología pone especial atención en aspectos como:
◻️ El desarrollo de los alumnos en el aspecto ético y moral.
◻️ El respeto y la comprensión hacia la diversidad cultural y religiosa.
◻️ El impulso de la autonomía y el empoderamiento personal.
◻️ La cooperación para afrontar retos colectivos.
◻️ La comprensión de los problemas globales y de valores como la igualdad y la justicia.
EDUCACIÓN EN VALORES GLOBALES
Para que este enfoque sea verdaderamente efectivo, debe ser una asignatura transversal, es decir, tiene que estar presente tanto dentro como fuera del aula. Es justo en este punto donde el Bachillerato Internacional (IB) adquiere un papel destacado. Según datos ofrecidos por la institución, entre 2020 y 2024 el número de los programas que ofrece en todo el mundo ha experimentado incremento del 34,2%.
Uno de los pilares fundamentales del IB es, precisamente, la educación en valores. Su enfoque integral promueve el desarrollo de estudiantes con una visión global, capaces de reflexionar sobre su papel en la sociedad y de actuar con responsabilidad. La coordinadora del programa IB del colegio americano en Madrid Casvi International American School, Ana Isabel Domínguez, apunta que “no consiste en un aprendizaje basado en la memoria, sino en la aplicación de los conocimientos en la resolución de los problemas de la vida cotidiana”.
Uno de los grandes atractivos de este programa es que invita a los estudiantes a cuestionar continuamente el “para qué” de lo que aprenden. Esto los impulsa a buscar un sentido que vaya más allá de las calificaciones y a emprender acciones que generen un impacto positivo en su entorno. Además, Ana Isabel subraya lo importante que es “pensar y dudar de todo, sobre todo en el momento actual” de sobreinformación.
Por otra parte, mediante iniciativas como el servicio comunitario o los proyectos de investigación, los alumnos del IB fortalecen sus competencias éticas, sociales y emocionales, sin dejar de lado el desarrollo cognitivo. Esto se traducirá en tomas de decisiones más informadas y reflexivas durante toda su vida.
En ese sentido, el programa IB no solo forma a buenos profesionales, sino también a personas que son “capaces de contribuir a crear un mundo mejor y más pacífico, en el marco del entendimiento mutuo y el respeto intercultural”, según explica IB.