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“Ya llamas demasiado la atención”
¡Qué no os mientan! La homofobia sigue estando por las calles de Madrid
MADRID |

Ataques homófobos en las puertas de un pub de Madrid, algo que piensas que aún no puede pasar porque las personas no paran de repetir que “estamos avanzando y ya nada es lo que era”, hasta que te toca a ti y te vuelves a dar cuenta de que sigue faltando camino por recorrer.

El otro día pasé un día fantástico con unos amigos por el centro de la capital. Estuvimos comiendo por ahí y, después, de bar en bar tomando unas copas mientras nos reíamos y disfrutábamos, pero la sorpresa llego a la noche cuando decidimos entrar a un pub y decidieron darme el alto antes de pasar para humillarme.

En cuánto el portero decidió ponerme el brazo delante de mí para que no pasara, me empezó a mirar fijamente de arriba a abajo, medio riéndose, como si algo le causara gracia y, seguidamente, se quedó tan pancho diciendo que así no podía entrar. El outfit era un jersey blanco de manga corta, unos pitillos beige, junto a una americana negra y una chupa de cuero blanca y negra. ¿No os parece flipante que os tenga que definir lo que llevaba por una discriminación? ¿Ahora no puedo vestir como quiera?

Las personas con las que iba saltaron en mi defensa explicándole que no podía decirme nada cuando iba bastante arreglado, repito, era un pub pequeño del centro, no una discoteca ultra exclusiva. Sin embargo, el segurata siguió mirándome atentamente con una sonrisa de superioridad y, entonces, soltó su frase estrella: “Ya llamas demasiado la atención”.

En ese momento me di cuenta de las intenciones con las que se estaba dirigiendo a mí. La mirada de desprecio que tenía y las ganas de humillarme delante de todos, pero eso no se quedó ahí. Ante mi cara de asombro y, sin saber qué hacer ni que decir, él continuó con sus mensajes homófobos, consiguiendo que todo el mundo se quedara alrededor cuchicheando mientras yo me estaba paralizado sin poder gesticular ni una palabra. Es más, luego quiso hacerse el digno y decir que no me estaba discriminado, “no vayas a montar un pollo”.

Tu pensamiento retrógrado no define lo que realmente soy

La interacción se quedó ahí cuando me obligó a quitarme un pendiente que llevaba para poder dejarme pasar, no me preguntéis por qué en ese momento lo hice, pero es que no estaba siendo realmente consciente de la situación que estaba viviendo.

Ahora viene lo peor. Tras todo ese momento incómodo pude sentarme a recapacitar lo que había pasado, las lágrimas bajaban por mis mejillas a la vez que las palabras del segurata se clavaban en mí haciendo cada vez más mella. Y sí, esto puede sonar un poco metafórico, pero vivirlo para sentirlo, así fueron sus palabras, como unas dagas clavándose en mí.

Estoy empezándome a cansar de tener que aguantar estas cosas “porque nos va a tocar vivirlas, porque siempre va a haber gente así”. Si de verdad supieran como nos pueden hacer sentir, la vergüenza que me hizo sentir a mí mientras se reía en mi cara, entonces no dirían nada y entenderían que simplemente tienen que respetar.

El avergonzarte de ti mismo por unos comentarios que realmente no definen quién eres o como tienes que ir vestido es muy duro. Y aquí lo dejo claro para todos y todas las que les toca sufrir esto. No os avergoncéis de vosotros mismos por querer ir vestidos de una manera, por tener un tipo de orientación sexual, ni por nada, el problema es de ellos no nuestro, nosotros no hacemos daño a nadie, solo vivimos nuestra vida como queremos hacerlo, sus pensamientos y palabras retrógradas no nos pueden parar.

Vuelvo a repetir lo mismo de siempre y, hoy más que nunca, no me cansaré de hacerlo. Simplemente, pedimos respeto e igualdad, basta ya de intentar apartarnos del medio o hacernos la vida más dura. Tu pensamiento retrógrado no define lo que realmente soy.

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