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¿Se quebró el Manual de Resistencia?
El PSOE se moviliza para convencer a su secretario general que siga en la presidencia del Gobierno, a pesar de los ataques
MADRID |

Una carta, poco más de 1.000 palabras, cuatro folios… un texto escrito desde los sentimientos, desde las entrañas y desde el corazón. Sin membrete, solo con la firma del que lo suscribe. Una llamada de atención a los suyos y a los de enfrente. La quiebra del alma de una persona, casi en directo. La sorpresa. Las hipótesis. Los debates. Las dudas. Los afectos. La paralización de la película. Respiración contenida…

Todo eso es lo que ha provocado Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, así, sin avisar, sin saber su propósito porque quizás no lo tenga. Una carta en la que expresa sin ataduras lo que siente. El daño producido a su persona y a los suyos en el terrible fragor político en el que hemos convertido la ‘res pública’ de esta España tan nuestra.

Y ¿ahora qué? Unos hacen chanza del personaje quebrado, de aquel que presumió de tener un manual de resistencia que le hacía inmune a los embates de la mar brava, de la tormenta perfecta, de los ataques de la derecha envalentonada, de la ultraderecha sin reglas. Sin saberlo, estábamos horadando ese grueso muro que parecía impenetrable. Ahora vemos lo que con tanto mimo protegía. En realidad, no es muy diferente a lo que todos queremos preservar de cualquier roce de la maldad de la vida: La familia, los suyos.

Frente a los que festejan la caída del presidente, están los que le llevaron hasta donde está. Unos con su voto, otros con su incansable trabajo, firmes defensores todos de un proyecto común que busca un país mejor o por lo menos lo intenta. Y por eso se movilizan para hacer ver a Sánchez que no está solo, que nunca estuvo solo. Ministros, presidentes autonómicos, líderes provinciales, alcaldes, concejales, militantes y simpatizantes quieren expresar de manera cristalina su apoyo a quien lidera el Gobierno. Y por eso se dan cita en Madrid para convencerle que resistir es vencer, que sí, que merece la pena, a pesar de todo. No se trata de seguir ciegamente al líder, sabemos que si se va, habrá otro u otra que tome el bastón de mando y tire del carro. Pero esa no es forma de acabar.

Hubo, hay y habrá errores, y conviene hacérselos ver para que se corrijan. Pero no se puede virar el rumbo de nuestro barco común a base de pedradas en la parte más fina del casco. Así no. El que quiera cambiar de capitán que lo haga sin intentar coger los atajos que se presentan en el camino. Lo intentaron en la tormenta de la pandemia y no pudieron. Ahora lo intentan de manera burda inventando bulos contra la mujer del presidente… y si eso no funciona irán contra el resto de su familia, nadie está a salvo, ni siquiera sus jóvenes hijas. Y eso da un poco me miedo, pónganse en su lugar.

Por eso ha llegado el momento de poner pie en pared, de gritar que basta ya. Que la política no consiste en difamar y en acabar con el contrario. Que la política siempre fue, es y será para persuadir, para convencer, para contrastar idea. Que lo que propones es lo mejor para el bien común en un momento determinado. Y eso vale para los que están en el poder y para los que lo quieren conquistar.

No puede ser que para ser político haya que venir con armadura y armado hasta los dientes. Si eso es así los mejores nunca querrán sumarse a eso de gestionar lo público y, claro, entonces es cuando dejamos la puerta abierta para los mediocres.

En estos momentos en los que parece que el mundo conocido comienza a derrumbarse entre crisis económicas, guerras, cambio climático, desinformación y demás peligros del momento necesitamos que estén los mejores y que lo hagan lo mejor que sepan. Por eso, presidente, necesitamos que saques fuerzas de flaqueza y acabes el trabajo. Y que después pase el siguiente en esta carrera de relevos que nos dirige hacia el futuro. Siempre adelante!