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La política en Madrid: Entre “Idas” y “Memas”
La Asamblea de Madrid fue nuevamente convertido en un ring por la presidenta regional del PP y la portavoz de Más Madrid
MADRID |

Las batallas políticas dialécticas de antaño en la Asamblea de Madrid estaban protagonizadas por políticos como Jaime Lissavetzky, Alberto Ruiz Gallardón, Juan Barranco, Esperanza Aguirre, Trinidad Jiménez o más recientemente, Ángel Gabilondo. Todos tienen en su haber discursos duros contra el oponente, mensajes contundentes defendiendo sus posiciones políticas y argumentos casi siempre sólidos y con la mirada puesta en las necesidades y prioridades de la ciudadanía.

Ahora la sensación generalizada es que parte de la actual generación política anda metida en luchas de barro en la que gana el que más ensucia al contrario.

Esta semana, el pleno de la cámara territorial volvió a convertirse en un ring en el que la presidenta Isabel Díaz Ayuso y la portavoz de Más Madrid, Mónica García, dedicaron a todos los madrileños una nueva batalla callejera. En esta ocasión, a cuenta del conflicto en Oriente Medio entre Israel y Palestina que desangra con insoportable dolor a los civiles judíos y árabes.

La combativa Mónica García pidió a la presidenta “una palabra de rechazo o de condena ante el genocidio programado” de Israel a la población gazatí en Palestina. En la réplica, la líder popular no se amilanó y acusó a la portavoz de Más Madrid de “antisemitismo y de asumir los postulados de Hamas”. Toda esta encendida dialéctica estuvo acompañada de gritos por parte de cada una de las dos bancadas e incluso graves insultos, por lo bajini, hacia la presidenta a la que llamaron “mongola”. Ambas dirigentes entienden la política como una lucha de opuestos condenados a no entenderse jamás bajo ningún concepto. Por eso todo lo que debaten, lo dividen entre buenos y malos, entre un bando y el contrario entre una mentirosa disyuntiva del "conmigo o contra mí"

Con estos mimbres unos y otros construyen su relato político para zurrar al ‘enemigo’ político que hace mucho que dejó de ser un simple contrincante con el que debatir y confrontar modelos. Los miembros de cada uno de los equipos políticos pierden el tiempo entre “IDA’s” y “MEMA’s”, epítetos salidos de las cabezas pensantes de ambos bandos que no aportan más que ruido e insultos infantiles. Uno aprovecha las iniciales de la presidenta regional Isabel Díaz Ayuso para colgarle el cartel de ‘loca’. El otro, como contestación, utiliza una frase electoral de Más Madrid para describir a su líder “Médica y Madre” y se ha retorcido para crear este inaceptable e inútil insulto.

Bien les valdría a los que presumen de representar a todos los madrileños y que utilizaran para ello nuestros recursos públicos, buscar soluciones a los problemas que nos acucian. Que miren un poco a la historia de esa cámara regional que ahora deben aprender a respetar.

Ejemplos en el pasado tienen muchos. Con motivo de los 25 años de andadura de nuestra autonomía hablaron los expresidentes para poner en valor lo que verdaderamente significa nuestro Estatuto de Autonomía y nuestros órganos de gobierno. Me quedo con lo que dijo entonces, Joaquín Leguina, antes de que él también entrara a este juego perverso en el que han convertido la política nacional. Recomendaba a los diputados que “cuando se encuentren metidos hasta el cuello en la pasión de la batalla dialéctica, deténganse un momento y recuerden que este tiempo que nos toca vivir está marcado por una Constitución en la cual, por primera vez en la Historia de España, se encontraron y entendieron las grandes ideologías nacionales”.

Esta recomendación bien valdría para nuestros actuales representantes. Pongamos en todos estos nubarrones negros de nuestra actual política un espacio para la esperanza. Bien les valdría tanto a Mónica García como a Isabel Diaz Ayuso copiar al bueno de Juan Lobato que es capaz de compaginar en un mismo discurso contundencia y buenas maneras. Los madrileños es lo mínimo que nos merecemos de aquellos que nos representan.

Tanto García como Ayuso podrían copiar al bueno de Juan Lobato que es capaz de compaginar en un mismo discurso contundencia y buenas maneras

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