Manzanares El Real, Alpedrete o cualquier calle de Madrid pueden servir de escenario a la ola reaccionaria impulsada por una ultraderecha que, en demasiadas ocasiones, da cobijo a los instintos de la derecha más rancia y conservadora. Prueba de ello es el episodio que protagonizaron varios fascistas este 20 de noviembre, en el 50 aniversario de la muerte de Franco.
Cuando dos activistas de Femen protestaban a las puertas de la parroquia de los Doce Apóstoles, donde se celebraba una misa en honor al dictador, uno de los asistentes al acto cambiaba la oración por la agresión. Ambas activistas fueron agredidas sexualmente por un hombre que no tuvo reparos en pellizcar los pechos de las dos mujeres de manera insistente. A este espectáculo de violencia machista hay que sumar la banda sonora de “guarras” y “perras” que dedicaron otros hombres a las activistas de Femen.
“Al fascismo, ni honor ni gloria”, repetían las dos mujeres mientras eran agredidas ante la pasividad de los allí presentes. La ultraderecha agita en redes sociales y, mientras España celebra ‘50 años en libertad’, los nostálgicos reaccionarios salen con el pecho más hinchado que nunca, con la sensación de no tener que esconderse para agredir a las mujeres ni alardear de su fanatismo fascista, porque nos están haciendo creer que ahora lo rompedor es ser franquista y alinearse con los valores de la extrema derecha. Pobres fachavales.
Pone los pelos de punta imaginar qué harán en sus casas o cuando nadie les ve, seguros de que no hay móviles ni cámaras grabando sus agresiones. Con este telón de fondo, no podemos llevarnos las manos a la cabeza si, a escasos días del 25-N, el año va camino de cerrarse con 38 mujeres asesinadas a manos de sus parejas o exparejas.
Mientras tanto, esperamos, al menos, un ejercicio de responsabilidad por parte de la clase política, pero asistimos cada día a un espectáculo negacionista donde unos señalan y algunos simulan no darse cuenta. Así, en pleno 2025, es posible ver a un un concejal del Partido Popular mandar “a callar” a una edil de Más Madrid porque “callada está más guapa” o a un alcalde comentando que “no ve violencia de género” al referirse a un presunto agresor que habría asestado 50 puñaladas a su pareja, en un caso que se investiga por violencia machista.
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