Con el fin de ofrecer una atención más específica y mejorar el tratamiento integral de los pacientes en el tramo final de su vida, el Hospital Universitario de Móstoles ha desarrollado mejoras en su actividad para poder ofrecer una consulta específica para aquellos pacientes susceptibles de recibir cuidados paliativos en fases avanzadas de su enfermedad. Otros muchos reciben asistencia por servicios de atención domiciliaria y, en períodos concretos, en hospitalización.
Cuidados hasta el último día
Aquellos pacientes que se encuentran en la etapa final de su vida, que pueden desplazarse hasta el hospital y padezcan enfermedades que no tienen cura y requieren de un control sintomático, un abordaje emocional y una planificación anticipada, conforman el perfil de los enfermos que pueden ser atendidos en la Consulta de Cuidados Paliativos.
"Por el paciente se puede hacer mucho, y hasta el último día", resume la doctora Mercedes Rubert, responsable del área. "Al enfermo que no se puede curar, hay que tratarle para paliar los síntomas, ayudarle con sus limitaciones funcionales, con la planificación de los cuidados, y con la adaptación a las nuevas circunstancias". Con este objetivo quieren trasladar la atención de cuidados paliativos a grupos de pacientes que, hasta ahora, se quedaban al margen y, sin embargo, ahora pueden beneficiarse de esta atención más específica: pacientes con insuficiencias cardíacas, con enfermedades pulmonares como EPOC, con patologías neurológicas, como Esclerosis Múltiple o ELA, y también afectados por demencias o insuficiencias muy avanzadas, entre otros.
Abordaje integral y en equipo
"Que no haya una cura específica para su enfermedad, no quiere decir que no se les vaya a tratar y que no se les vaya a cuidar hasta el último día. Hay vida hasta que esta se acaba, y así hay que transmitirlo al paciente y su familia". Por esta razón, el equipo de Cuidados Paliativos ofrece también apoyo emocional que facilite la comunicación entre el paciente y la familia.
"Intentar facilitar la comunicación con el paciente y del paciente con la familia, ayudarles a gestionar sus sentimientos, focalizar sus objetivos y vivirlo como un equipo que comparte emociones. Si en la familia se habla y se consigue coordinación, todo funciona mucho mejor, se hacen capaces de verbalizar el miedo y la angustia y disminuirlos al llevar la carga entre todos", concluía Rubert.