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Berta Molina: “En los centros educativos también se adquieren las herramientas para enfrentarse a un futuro puesto de trabajo”
Los alumnos del Instituto Miguel Hernández están participando en la creación de un mini satélite denominado CanSat

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Entrevista a Berta Molina, profesora de tecnología en IES Miguel Hernández.

Móstoles |

Los alumnos de 4º de E.S.O. del Instituto Miguel Hernández están participando en la creación desde cero y posterior lanzamiento de un mini satélite denominado CanSat, dentro de un concurso de la Agencia Espacial Europea, proyecto que también será presentado en la Feria de la Ciencia de Madrid.

Berta Molina, profesora de tecnología del centro y responsable del proyecto, afirma que el hecho de involucrar a los estudiantes de Secundaria y Bachillerato en iniciativas de este tipo contribuye a “impulsar el pensamiento computacional y aumentar su motivación, ya que ellos ven una respuesta y una consecuencia a todo el trabajo realizado en el aula, y al tiempo que han invertido, ven que al final va a funcionar, que vuela y cae sin destrozarse, que se toman datos y envían a la estación terrestre…no es algo que se quedan en un papel, si no que se traduce en un objeto físico que tiene su cometido real”. Por otro lado, se fomenta, asimismo, el trabajo en equipo, ya que los alumnos forman grupos de trabajo orientados a las diversas fases de creación del satélite: diseño del paracaídas, estructura del artilugio y programación de sensores.

El CanSat está fabricado con una lata de refresco de 33 centilitros, dentro de la cual se incluyen los sensores que en el centro consideran convenientes: “Como mínimo, tiene que haber un sensor que mida la presión, la temperatura y la altitud del satélite para su misión primaria, y luego se pueden añadir otros para una misión secundaria”. A la hora de ponerlo en marcha, la docente nos explica que “se lanza a la altura de un kilómetro con un cohete, se abren sus compuertas, saltan los CanSat y van tomando datos durante toda la bajada -que se hace con un paracaídas que también tenemos que diseñar y medir correctamente- hasta la superficie terrestre”. Los parámetros adecuados harán que la velocidad sea aproximadamente de unos 10 metros/ segundo, algo que cuenta con una dificultad añadida dadas las pequeñas dimensiones del espacio.

Este trabajo promueve el pensamiento computacional, el trabajo en equipo y la motivación del alumnado.

Para ello, los alumnos utilizan la impresión 3D para la carcasa externa del satélite, y por otro lado, “tienen que programar, con un micro controlador que se llama Arduino, todos los componentes que vamos a ir conectando: el sensor de temperatura, el GPS, sensor de partículas, el chip para una comunicación vía radio desde el satélite hasta la estación terrestre”.

Un reto destinado a “investigar, trabajar la tolerancia a la frustración cuando algo no funciona y poner en práctica la máxima de ensayo-error”, un método “que también se trabaja en los centros educativos y que sirve para afrontar la vida que espera a los alumnos el día de mañana”. En este sentido, Molina resalta que en los institutos, los estudiantes “adquieren las herramientas con las que van a poder manejarse en un futuro en su puesto de trabajo, no solamente un título.” “A veces se nos olvida que en los centros educativos es donde está el futuro de la sociedad, y hay que invertir en ellos”, concluye.