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La actualidad del lunes nos trasporta al fin de semana deportivo que ha vivido Madrid. Deportivo y político, porque las protestas propalestinas durante La Vuelta obligaron a la organización a interrumpir el recorrido en varias ocasiones y finalmente a suspender la última etapa durante su paso por el corazón de la capital. Una cita ciclista que puso en alerta al gobierno de la Comunidad de Madrid y al Ayuntamiento de Madrid tras las imágenes que -días atrás- dejaban cientos de manifestantes en diferentes puntos del mapa español.

Gobierno de España y Ayuntamiento de Madrid desplegaron un fuerte dispositivo de seguridad para velar por la integridad y seguridad de ciclistas, trabajadores y espectadores. En el corazón de la capital, más de 1.100 policías nacionales, 400 guardias civiles y 800 efectivos de policía local. Sobre las seis de la tarde, los manifestantes cortaron el acceso a las inmediaciones de Callao, Atocha y Cibeles. Hechos que pusieron punto y final a La Vuelta.

Las reacciones tardaron poco en sucederse. Los principales protagonistas vivieron los hechos a pie de calle. El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, no dudaba en afirmar que "la violencia había vencido al deporte" y tenía un responsable claro: el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. “Desbordado, triste y violento”, así definía la jornada el primer edil madrileño.

Para Almeida, la izquierda española "ha conseguido reventar la última etapa de la Vuelta y dar una imagen bochornosa de nuestro país". Unas palabras que volvía a subrayar hoy mismo durante un desayuno informativo. "Podréis incendiarnos las calles, podréis alentar a la violencia, podréis generar disturbios que os volveremos a ganar donde se manifiesta la democracia: en las urnas", sentenciaba el popular.

Durante su intervención, Martínez-Almeida confía en que "el Madrid de la alegría, el de la libertad, el de la prosperidad volverá a ganar a todos aquellos que simplemente aspiran a reventar le modelo de convivencia".