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El blanqueamiento dental
Esta modificación del color de los dientes debe ser supervisada por un odontólogo
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Andrés JG Torres

Odontólogo (col.: 28015520) y Periodista.

Cuando conoces a alguien, lo primero que haces es fijarte en su boca, su sonrisa. Se trata de un gesto inconsciente, aunque a veces premeditado. Buscamos la perfección estética y la belleza, tanto propia, como ajena. De la mano de este interés por vernos más guapos, la demanda de blanqueamientos dentales se ha incrementado en las consultas de odontología. Por eso, antes de escoger esta opción, quiero ofreceros unas pinceladas sobre el tema.

El blanqueamiento dental, que consiste en modificar el color de los dientes haciéndolos más claros, debe estar supervisado y pautado por un odontólogo/estomatólogo. Así, se parte de un diagnóstico previo del que emana la técnica a seguir para conseguir nuestro fin.

Bajo supervisión clínica, debe controlarse que los productos aplicados no dañan las encías, la mucosa oral, o el propio diente. Una buena técnica y monitorización del caso, descarta la aparición lesiones-quemaduras. Se trata de un procedimiento raramente doloroso, en el que sí puede presentarse cierta sensibilidad que remite rápidamente.

Para que el tratamiento perdure se deben evitar ciertas comidas que producen pigmentaciones y fumar

En estos tratamientos, se emplean agentes blanqueantes como el peróxido de hidrógeno o el peróxido de carbamida a concentraciones mayores que las pastas dentífricas -falsamente- blanqueadoras, que no hacen sino devolver el color natural del diente, no blanquearlo. Además, para que perdure el tratamiento, se deben evitar ciertas comidas que producen pigmentaciones y fumar.

Por último, recordarles que el color blanco no es sinónimo de armonía y belleza. El paso del tiempo hace que, de forma natural, el diente se oscurezca. Antes de un blanqueamiento, recuerde que el objetivo es mantener la salud, conservar una buena higiene oral.