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Stepan, el gato influencer ucraniano que ha conseguido salvarse de la guerra
Tanto él como su dueña están a salvo en Francia gracias a su presencia en Instagram
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Aunque muchos se empeñan en creer que las redes sociales hoy en día no sirven para nada, lo cierto es que para muchos ucranianos se están convirtiendo en su mejor vía de escape de la guerra provocada por la invasión rusa, no solo porque les permite evadirse de su día a día, sino porque también han demostrado ser una herramienta eficaz para encontrar refugio más allá de sus fronteras. Y así lo demuestra la peculiar historia de Stepan, el gato influencer ucraniano que ha conseguido salvarse gracias a Instagram.

Tras años con publicaciones casi diarias en esta red social, en las que se ve a Stepan en divertidas posturas, como disfrutando de una pizza acompañada de un bloody mary o un buen bol de palomitas antes de ver una película, sus más de 1,2 millones de seguidores de todos el mundo empezaron a preocuparse cuando el pasado 3 de marzo su cuenta quedó silenciada sin colgar nuevas actualizaciones.

No obstante, todo salió bien para Stepan y su dueña, pues tras unos días sin publicar nada, el pasado 16 de marzo, ambos informaron de que estaban bien y a salvo en Francia gracias al World Influencers and Bloggers Association de Monaco, que les ayudaron a escapar de su país.

"El pasado 24 de febrero, muy temprano por la mañana, estábamos durmiendo en casa cuando a las 5 de la mañana se escuchó una explosión. En ese momento no sabía qué era, pero tras un rato, como una hora y media, se escucharon muchas más, las ventanas temblaban y me di cuenta de que algo terrible estaba sucediendo. Estaba atacando Jarkov (especialmente en el norte de Saltovka donde vivimos) y nos dimos cuenta de que la guerra había llegado a nuestra casa".

Las bombas caían sobre las casas del vecindario todos los días, los edificios ardían delante de nuestros ojos

"Durante el primer día es cuando hubo más destrucción, las bombas caían sobre las casas del vecindario todos los días, los edificios ardían delante de nuestros ojos. Por algún milagro, nuestra casa se mantuvo a salvo durante una semana justa. En el octavo día, una bomba cayó en el balcón de uno de nuestros vecinos y alcanzó nuestra hogar, no hubo fuego ¡gracias a Dios! En dos o tres docenas de apartamentos, las ventanas saltaron. Además, dos proyectiles cayeron en nuestro patio".