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Tribuna abierta del PP de Arroyomolinos
La "Navidad" vuelve a casa por Navidad
Arroyomolinos |

Como aquellos conmovedores anuncios en el que una marca de turrones acercaba al hogar al ser querido que tanto nos faltaba, con un emocionado abrazo de reencuentro, ya está aquí la Navidad. Tan entrañable y seductora como el reclamo promocional de una afamada bodega de cava catalán que apelaba, con maravillosos y emblemáticos paisajes nuestros, al vínculo común de todas las tierras de España; tan mágica y fraternal como un spot publicitario del sorteo navideño de la Lotería Nacional; tan cotidiana como la publicidad de esa casa de embutidos que resalta lo heroico de quien se esfuerza cada día y nos recuerda que no debe faltar ese plato de buen jamón en la mesa de tan singular reunión familiar, o las chispeantes burbujas del champán que se escapan de la pantalla para declarar espectacularmente que un año viejo se acaba, llevándose lo malo y colmándonos de esperanza para el ciclo renovado que proclama el nuevo año.

Pero la Navidad es algo más que el trajín de la paquetería y de las compras compulsivas, algo mucho más profundo que un Cortilandia o la extravagante competición de ciudades por el encendido de las luces centelleantes que alumbran las noches del retorno invernal.

La Navidad es un sentimiento profundo de reencuentro con nuestras raíces culturales

La Navidad es un sentimiento profundo de reencuentro con nuestras raíces culturales. El sentido de nuestras vidas impregnadas con los valores primordiales de nuestra civilización occidental: familia, hogar, amor, amistad, generosidad, la alegría de compartir y la necesidad de pertenecer a algo más grande y trascendente.

Recordamos el nacimiento de Jesús (nativitas=nacimiento) en el seno de una familia rodeada de un contexto de humildad y de humanidad, elemento fundamental de la fe cristiana. Por eso, la alegría de los reencuentros, la costumbre de los regalos, los brindis con compañeros y amigos, las luces parpadeantes, el árbol decorado, los cánticos infantiles de San Ildefonso, Papá Nöel forastero y adoptado y nuestros queridos Reyes Magos que se acercan por el arenal, las doce uvas que se atragantan con las campanadas... por eso, y con todo ello, digo que nunca debemos olvidarnos de la auténtica esencia de la Navidad: un tiempo de intimidad, de reflexión y de reencuentro... Un tiempo de PAZ y FRATERNIDAD.

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