Para esta jornada han participado distintos expertos. José Gilberto González Antón, director gerente en funciones, explica que: “la mala utilización de teléfonos o tablets o la falta de educación o control por parte de grandes sectores de la sociedad se ha convertido en un problema a nivel mundial”. Por otro lado, Jorge Elías de la Peña y Montes De Oca, director del Área Territorial Madrid Este de la Consejería de Educación opina que “la formación en redes sociales es un asunto vital, ya que los tiempos han ido cambiando: no podemos poner puertas al campo, pero tenemos que participar en un aprendizaje de un buen uso de las nuevas tecnologías que tienen un uso muy bueno desde el punto de vista pedagógico”.
Uno de los puntos en los que se ha detenido la jornada es en el papel clave que juegan los padres en la educación de los niños. Para la pediatra y organizadora de esta Jornada, Rosa Funes: “los niños viven, a veces, en una realidad paralela donde lo más importante es el número de “me gusta” que reciben en sus publicaciones, y el no recibirlos les hace cambiar su humor y comportamiento”.
Pero no sólo los padres deben conocer las redes sociales y los peligros y riesgos que estas conllevan, sino que los profesores, educadores, médicos, enfermeras, psicólogos y todas aquellas personas que mantienen una relación cercana con los niños deben conocerlos y superar el reto que les supone.
Un riesgo importante que puede producirse con la mala utilización de redes sociales por parte de los menores es que estén cometiendo un delito y no se den cuenta de ello. La delegada de la Unidad de Participación Ciudadana de la Comisaría de Alcalá y policía, Olga Hernández recuerda que: “los menores son nativos digitales, utilizan las redes sociales para socializarse, pero ignoran los riesgos, y entre ellos esta el cometer delitos o ser víctima de ellos y desconocer como gestionarlos o qué hacer en el caso de que se estén produciendo”.
Además de los delitos, existen otras consecuencias derivadas del mal uso de estas plataformas, y es que se pueden producir patologías como son trastornos de la conducta alimentaria, la cefalea crónica en adolescentes, o el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad. El uso excesivo del teléfono móvil también ocasiona una reducción del sueño, terrores nocturnos o pesadillas. Mercedes Alonso, neuropediatra del Hospital Quirón Salud Sur de Alcorcón aconseja que los hijos deberían pasar más tiempo con los padres y compartir aquellos hábitos tradicionales como son, por ejemplo, los juegos de mesa.