Las Fiestas de septiembre han marcado, después de los meses de verano, el inicio del curso político que nos ha de conducir a unas nuevas elecciones municipales. A una nueva etapa.
Ni que decir tiene la envidia que me ha producido ver las fiestas de otros pueblos, incluso más pequeños que nuestro querido Valdemoro, como Aranjuez o Ciempozuelos, que han contado con muchas más actividades que Valdemoro, donde una vez más no se ha contado con atracciones de feria ni se ha permitido a los grupos políticos municipales ayudar en la animación de las fiestas con las tradicionales carpas que se montan en todos los demás municipios.
Como desde su comienzo de mandato, en cada acción del actual Alcalde y Gobierno municipal, la improvisación y la inquietud por el resultado ha reinado en estas pobres fiestas en las que ha estado en entredicho hasta la seguridad de las personas, debido a los problemas que viene arrastrando nuestra policía local con falta de medios y de efectivos. El Alcalde ha intentado parchear esta situación pidiendo ayuda a la Guardia Civil y a la Delegación del Gobierno. Es muy típico de este Gobierno el intentar parchear situaciones en lugar de darles solución.
Durante años la derecha solo ha traído a Valdemoro corrupción y una gestión calamitosa
El amable viento que ha recorrido nuestra ciudad proveniente del periodo vacacional y de las fiestas, no oculta los problemas de Valdemoro, los antiguos y los nuevos, que se van acumulando y a los que se sigue sin dar respuesta, como por ejemplo el de la limpieza de nuestras calles, sin contrato desde el inicio de este mandato, o el crematorio que se ha construido con la complicidad del resto de partidos políticos y bajo el paraguas de un proceso de licitación y contratación ilegales a la luz de las noticias que han aflorado y cuya primera vista judicial se ve en estos días.
La reclamación de una congregación religiosa sobre la titularidad del terreno donde se ha construido el crematorio, ha destapado una nueva trama corrupta en el ayuntamiento proveniente de la época de gobierno del Partido Popular, y ante la inacción y ocultación del Gobierno de Ciudadanos parece la única esperanza para parar una instalación tan perjudicial para la salud y que ningún vecino de Valdemoro quiere.
Durante años la derecha sólo ha traído a Valdemoro corrupción y una gestión calamitosa. Iniciamos el camino hacia las próximas elecciones, con ilusión y proyectos de progreso. Que, como dijo aquel, se abran las grandes alamedas por donde pase el hombre libre para construir un Valdemoro mejor.