Llevamos años luchando contra las repercusiones que ha tenido el vertedero de Pinto en nuestra ciudad y nuestro entorno. Los pinteños se han visto afectados por la falta de palabra de los políticos que en su día inauguraron el vertedero para un tiempo corto y determinado (PSOE) y los que sucesivamente han ido teniendo responsabilidades políticas relacionadas con él y no han conseguido frenar su ampliación.
Pensar que nuestros residuos fuesen a desaparecer por arte de magia, es no ser realista. Tratar nuestros residuos como se hace en el vertedero de nuestra ciudad es una temeridad. Basura por todos sitios desprendida a lo largo y ancho del vertedero, vasos llenos a los que se sigue dando acceso a pesar de que los vertidos se desbordan y no se cubren, generando los malos olores que nos inundan, y un largo etcétera. No hace falta más que acercarse a la entrada del vertedero para ver una montaña de basura que inunda el solar entero con la altura igual que la del propio edificio.
Nuestros gobernantes, en vez de solucionar los presentes fallos y dar marcha atrás para corregir los futuros, no dejan de huir hacia delante y contemplan un nuevo proyecto, la enésima macroplanta: el proyecto Artemisa. Un proyecto cuyo objetivo es el tratamiento e incineración de residuos para generar biocombustible para la industria aérea a dos kilómetros de nuestro núcleo de población.
Todo lo que ha ocurrido en relación con nuestro vertedero han sido falsas expectativas
Este proyecto puede ser ambicioso, e incluso, según se plantea por los interesados en desarrollarlo es positivo. Otra cuestión distinta es lo que realmente sea. Y es en eso en lo que tenemos que centrarnos. Los antecedentes con el vertedero y los procedimientos de obligado cumplimiento para luchar contra el impacto medio ambiental se encuentran en el suelo, tirados y desmantelados desde 2014, y tuvieron un coste de más de 2 millones de euros, cofinanciados con la Unión Europea.
Todo lo que ha ocurrido en relación con nuestro vertedero han sido falsas expectativas. Los pinteños y nuestros vecinos han tenido que soportar ya las consecuencias de la mala ejecución de proyectos que se vendieron como salubres, controlados y modernos, y han terminado siendo negligentes y perjudiciales para todos.
No podemos apoyar el proyecto de Artemisa porque en primer lugar significaría la instalación de las seis macroplantas en nuestro vertedero para nutrir de basura a la planta de generación de biocombustible; en segundo lugar, podría suponer la llegada de basura desde otros puntos fuera de la Comunidad con el mismo objetivo; y, en tercer lugar, porque no existen antecedentes que permitan dar credibilidad a la buena ejecución del proyecto y aún menos a las buenas prácticas en gestión de residuos, que no generen externalidades negativas que sean evitables, como ha ocurrido ya de facto con cada uno de los desarrollados en el vertedero.