Quizá deberíamos a realizar una auditoría personal de qué cosas que ahora no podemos hacer me gustaría dejar de hacer
Sobre las medidas económicas, Garrido señala que uno de los objetivos fundamentales es el de generar confianza, ya que "la incertidumbre daña extraordinariamente la economía y provoca ajustes más profundos que una situación donde se articulen medidas más audaces". "Las medias presentadas la pasada semana pretenden ser audaces, por su montante – afirma - y enfocadas en las personas que experimentan esta incertidumbre que se ve acrecentada en una situación de aislamiento como la actual".
Pero la responsabilidad de estas medidas no es solo del Gobierno Central, declara el director del IAES, "articularlas depende, especialmente, del resto de administraciones territoriales. La manera que llegue al ciudadano, no sólo dependerá de cómo actúe la Seguridad Social, sino en el plano de apoyo a las familias, los gobiernos regionales y locales son clave".
"El Decreto - explica - pretende que todos trabajemos para ganar tiempo. Y, por tanto, demandaba a los agentes económicos capacidad de resistencia y de minimizar al máximo el ajuste ante la crisis de tal manera que los costes del mismo estuvieran más repartidos. El sector financiero juega un papel esencial a la hora de dar tiempo a las empresas y los particulares y parte de este aporte privado vendrá de él. Pero también de otros actores esenciales que están detrás de la prestación de servicios esenciales".
En cuanto al acceso a los bienes de consumo, Rubén Garrido explica que "una de las gestiones más importantes de una situación de alarma es conseguir mantener la normalidad en las áreas esenciales y allí donde se pueda razonablemente. Lo que pretende en un primer momento es garantizar al máximo la producción y el consumo de bienes esenciales pero también anima a las empresas, en la medida de lo posible, a mantener su producción y a buscar nuevas relaciones con proveedores y clientes, para seguir manteniendo el flujo de renta, clave para que la recesión sea lo más leve posible". "A día de hoy - afirma - puede observarse una relativa normalidad en el acceso a los bienes de consumo y se vigilará, por parte de las autoridades, que no haya movimientos de tipo especulativo con respecto a determinados bienes de primera necesidad." Garrido afirma que "dado que la demanda está débil, si los ciudadanos están tranquilos, no debe observarse un comportamiento de subida extraordinaria de los precios".
Si buscamos un referente de alguna crisis que haya afectado a la economía como está haciendo y hará esta crisis sanitaria, Garrido recuerda que "afortunadamente, las referencias de crisis por pandemias son bastante antiguas y cualquier comparación nos llevaría a errores importantes. Ni el estado de la tecnología, ni de la ciencia, en estos años permitiría hacer extrapolaciones útiles". "Sin embargo - señala - la crisis financiera de 2008 sí puede ayudarnos y a remediar nuestros errores, especialmente en el ámbito europeo y con la corrección de los desequilibrios macroeconómicos que van a generar, con seguridad, con la actual. Las autoridades europeas, entre ellas el BCE, espero que manejen esta crisis con mayor soltura y “mutualizando” más los riesgos y costes asociados a su gestión". "Sin duda - afirma el profesor - esta crisis es una crisis global, que afecta a la economía global y que se traducirá en un retroceso global, pero la forma de gestionar esta crisis y el grado de sufrimiento que experimente la ciudadanía con ella (desde el punto de vista económico) seguro que nos invita a realizar reflexiones adicionales que no hemos hecho con crisis pasadas, aunque tuviera impactos económicos similares".
En el artículo 'Todos a una para evitar el colapso económico por el coronavirus', publicado en The Conversation, Rubén Garrido reflexionaba brevemente, sobre la manera de solventar esta crisis – casi cualquier crisis – de una manera más cooperativa, con mayor compromiso y mayor responsabilidad, por parte de todos. "Esta crisis pondrá a prueba la calidad de nuestras instituciones y forjar – incluso con la crisis – instituciones fuertes es clave para una sociedad más próspera, fuerte e inclusiva", destaca Garrido.
El director del IAES deja un espacio para el optimismo, para ver la cara positiva de esta crisis, y es que en este cambio de escenario debemos dedicar un momento a la reflexión: "quizá sea el momento de analizar el impacto que está teniendo y cuando no sea urgente hacerlo – como ahora – poder instaurarlo progresivamente o una parte de la jornada semanal, con compromiso por todas las partes: por parte de las empresas, que han de cambiar su forma de organización, ser más transparentes y diseñar el trabajo por tareas y objetivos; y por parte del trabajador, con su compromiso de trabajar. Pero no andaremos este camino si no hay una verdadera relación de confianza y si la cultural del presentismo y los horarios largos prima para el progreso dentro de la empresa".
"Una de las pocas cosas positivas que tiene esta situación excepcional - manifiesta Rubén Garrido - se deriva del uso menos intensivo que estamos haciendo ahora de recursos comunes como el aire: la calidad del aire de nuestras ciudades estará mejorando sin duda por la reducción de la movilidad y, por tanto, por la reducción de la contaminación. Además ahorramos tiempo en los desplazamientos (al menos 1 hora cada madrileño, en media). Este es el ejemplo de un menor gasto (en tiempo, el gasto de transporte) y un mejor bienestar".
"Quizá sería bueno - reflexiona el profesor Garrido - empezar a realizar una auditoría personal de qué cosas que ahora no podemos hacer porque están prohibidas, me gustaría dejar de hacer cuando vuelvan a estar permitidas y qué cosas hago ahora porque estoy en casa y me gustaría mantener cuando cese el Estado de Alarma. Esto impacta sin duda, en el bienestar individual y colectivo y tiene que ver con pautas de producción y consumo diferentes".