El PSOE de Alcalá de Henares ha denunciado que la incorporación de la tasa de basuras al recibo del agua supone “un impuesto encubierto” que, a su juicio, perjudica a los vecinos y reduce la carga fiscal de las grandes superficies. “La alcaldesa Judith Piquet ha convertido el principio de ‘quien contamina paga’ en ‘quien tiene una casa con contador de agua paga’. Da igual si reciclas, si generas poco residuo o si tu vivienda está vacía: pagas igual”, señalan los socialistas.
Según el principal grupo de la oposición, esta nueva fórmula de cobro coincide con un deterioro visible del estado de la ciudad. Calles sucias, contenedores en mal estado, obras mal planificadas y un aumento de la presencia de ratas serían, según denuncian, síntomas de “una gestión ineficaz”. “Pagamos más, pero Alcalá está peor”, resumen.
Los socialistas recuerdan que los últimos refuerzos de personal en el área de limpieza urbana y la renovación del sistema de contenedores se llevaron a cabo durante el anterior gobierno municipal del PSOE. Aseguran que, desde la llegada de PP y Vox al Ayuntamiento, “no se ha contratado ni un solo trabajador más para la limpieza de las calles”.
No se ha contratado ni un solo trabajador más para la limpieza de las calles
El PSOE también rechaza el argumento del equipo de Gobierno que atribuye la implantación de la tasa a una obligación estatal. “Cada Ayuntamiento ha decidido cómo aplicarla, y el de Alcalá ha elegido hacerlo de la peor manera posible: escondiéndola en el recibo del agua y beneficiando a quienes más residuos generan”, afirman. Según sus datos, las grandes superficies pasarían de pagar 3.600 euros al año a solo 700, mientras que las familias asumirían un coste mayor.
Además, los socialistas advierten de que seguir cargando la tasa sobre los recibos domésticos podría agravar las desigualdades entre barrios y aumentar la presión económica sobre hogares vulnerables, especialmente en un momento de encarecimiento general de los suministros. Reclaman que el Ayuntamiento revise el sistema de cobro y abra un proceso de diálogo con las asociaciones vecinales para diseñar un modelo “más justo, transparente y ajustado a la realidad de los residuos que genera cada tipo de actividad”.
El grupo socialista concluye calificando la medida como una tasa “injusta, antisocial y contraproducente”, que “penaliza a los barrios y no contribuye a mejorar el medio ambiente ni la limpieza urbana”. Aseguran que “los vecinos cumplen y pagan sus impuestos, pero no reciben los servicios que merecen” y piden un cambio de rumbo en la gestión municipal.