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Democracia consensual, por qué no
Tres Cantos |

Las sociedades más civilizadas, quienes no por casualidad disfrutan de las democracias más avanzadas a las que se califica como “democracias plenas”, aun cuando los gobiernos tengan mayorías absolutas, tienden a hacer partícipes de las decisiones a la ciudadanía y por supuesto a los grupos de la oposición. Esto que se denomina ‘democracia consensual’, consigue acuerdos mediante el insumo de las aportaciones, llevándonos a unas mejores políticas públicas y a un aumento de la legitimidad de las instituciones democráticas en cuanto a que la ciudadanía se siente implicada.

Esta estrategia, que es transcendental para la convivencia, se basa en el principio de que los gobiernos administran la ‘res pública’ -cosa pública- que pertenece a los que te han votado y a los que no. Lo que es especialmente importante cuanto más amplio es el abanico político en una sociedad, ya que esto refleja la existencia de pluralidad y por tanto se deberían implementar mecanismos de cooperación institucional, que incluso conllevasen la asunción de responsabilidad política compartida o solidaria. De este modo, se conseguiría evitar el continuo disenso mediante diálogo, negociación y por supuesto generosidad.

El estilo político de nuestro gobierno municipal es la estricta democracia participativa en su concepción más pobre

Esto aplicado a nuestra ciudad y teniendo en cuenta que somos una sociedad participativa, con un alto nivel socio-cultural, en donde hay un amplio tejido asociativo y una alta diversidad política con cinco partidos representados en el ayuntamiento, donde la suma de votos de la oposición es superior, 13.548 votos, que los del gobierno, 12.577 votos, y por tanto, la mayoría absoluta de la que disfruta nuestro gobierno municipal ha sido decidida por la ley electoral, parece más que razonable que se apliquen unos principios políticos ampliamente participativos.

Lamentablemente, en Tres Cantos, esta predisposición democrática ni está ni se la espera debido a que el estilo político de nuestro gobierno municipal es la estricta democracia participativa en su concepción más pobre. Es decir, se vota el gobierno y hasta dentro de cuatro años no se vuelve a hacer participe al pueblo.

La buena noticia es que la ciudadanía aprieta cada vez más pidiendo participación y antes o después, el tapón del rancio conservadurismo cederá dejándonos inhalar el aire de una democracia de calidad.